El asunto interno

A Rita Barberá le están llamando corrupta, corrupta y corrupta, pero ella dice que no es ninguna de las tres cosas. ¿Por qué nos duran tan poco los ídolos comarcales? Aquí pasamos de ser los favoritos de la afición a apedrear las estatuas como si no las hubiéramos erigido, a veces por suscripción pública, que es la que dirigen los que están en las localidades más altas y nunca se han mezclado con el público. Doña Rita está siendo conminada a cantar sus verdades, acompañada a la guitarra por Mariano Rajoy. Puede decir: «aquella copla no es mía, si lo fuera, distinto les sonaría». Don Mariano sigue apoyando a la exalcaldesa, pero al mismo tiempo abre expediente contra ella y su equipo —el Barberá Club— porque se le han revelado muchos jugadores y varios miembros de la directiva. En un alarde de optimismo, la mujer que reinventó Valencia dice que ella no dimite y que la avala todo el PP. Sólo lleva razón en la primera parte. Los partidos políticos son incondicionales hasta que varían las condiciones.

Han tenido que juntarse el PP, el PSOE y C’S para declarar que son incapaces de defender, unidos, la unidad de España. En el gran teatro unos aplauden y otros protestan. No es que estemos locos, que eso puede deberse a un exceso de introspección de una búsqueda de lo absoluto. La crisis entre el Congreso y el fantasmagórico Gobierno tiene precedentes y Patxi López está empezando a saber lo que le espera, que es seguir esperando a ver si se arreglan las cosas. Hay despertadores baratos, no necesariamente chinos, que si se caen al suelo suenan mejor después de reponerse del batacazo,. No vale la pena mandarlos a arreglar. Sobretodo porque no hay relojerías chinas y porque sabemos que los que no tenemos arreglo somos nosotros. «Contigo y con tú castigo», le dijo a España un poeta que la quería y no esperaba que su amor fuera correspondido.