Desvinculada del carbón escocés

La actualización de los sistemas de producción energética se está intensificando por todo el continente europeo. Las metas establecidas para reducir las emisiones hacen perder terreno a los combustibles fósiles en favor de las nuevas energías. Ayer, a las cuatro de la tarde fue desconectada la central térmica de carbón Longannet, ubicada en Escocia. La planta operaba desde 1972 con una potencia instalada de 600 megavatios (MW) y según explicó la filial escocesa de Iberdrola, ScottishPower, «representa el final de una era» para el esquema de producción eléctrica en Escocia. Con el cierre de esta instalación, Iberdrola reduce al 2 % el peso del carbón en su esquema de generación eléctrica en todo el mundo. El uso del mineral se limita así a dos centrales en España, Lada (Asturias) y Velilla (Palencia), que suman una potencia instalada de 874 MW. La puesta en marcha de inversiones medioambientales en estas plantas ha permitido reducir en un 97% las emisiones de óxido de azufre y en un 60% las de partículas.