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aquí te espero camino gallego
León

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P arece que los universitarios leoneses se aferran como nadie a las dos primeras líneas del Himno académico «Alegrémonos mientras seamos jóvenes» y llevan literalmente a la práctica su gozosa vivencia.

Pero la universidad es algo más que alegría, o no lo es exclusivamente. Y eso es lo que hay que hacer entender a nuestros jóvenes, universitarios o no, que se dan a los botellones con el ansia del sediento, como si el mundo fuera a acabar mañana. Todos hemos sido jóvenes, todos hemos sentido la necesidad de confraternizar, de hacer de nuestros amigos y compañeros nuestra familia, pero no teníamos ese afán de bebernos el Nilo, de trasegar hasta no conocer, de imponernos la borrachera por la borrachera. Tal vez ahora lo tienen más fácil: hay supermercados donde comprar alcohol a precios baratos y no hay grises, los tristemente famosos policías del franquismo, por lo que las temeridades y gamberradas es más probable que queden impunes.

La ULE celebra el jueves una doble sesión. Por una parte se vota para elegir al nuevo rector que dirija la institución los próximos cuatro años, y por otra se celebra la fiesta de Económicas y ya sabemos lo que eso significa... El botellón de la fiesta de Industriales tuvo una larga resaca de cuatro días de suciedad en el campus. Algo que quieren que no vuelva a repetirse. No sé si pedir el carnet universitario será suficiente...

En todas las universidades del mundo se hacen fiestas, pero no son como las de aquí. Tal vez porque los planes de estudios, los profesores y los alumnos tampoco se parecen a los nuestros.

El jueves pasado se dio a conocer el ránking de las instituciones universitarias españolas y la ULE es la 54 de 61. Todavía las hay peores, pero a este paso en unos años llevaremos el farolillo rojo, ya que se ha bajado un puesto desde el curso anterior. Si tenemos en cuenta que las universidades españolas no están tampoco entre las mejores del mundo tal vez nos demos cuenta de donde nos encontramos realmente.

Hace cuarenta años la enseñanza aquí era muy buena, superando en número y calidad a provincias señeras. Luego llegó la universidad y creímos que el gran prestigio de Veterinaria se trasladaría a las restantes facultades, pero no ha sido así. Cada vez tenemos menos estudiante y menos prestigio ¿deberíamos alegrarnos? El próximo rector tendrá mucho que hacer.

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