Las tijeras vuelven a asomar
E spaña gastó el pasado año alrededor de 10.000 millones de euros más de lo que tenía apalabrado con la Unión Europea y ello ha suscitado una nueva polémica, la enésima, entre el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y las comunidades autónomas, a las que el primero ha endosado la responsabilidad de dicha desviación. Y en la polémica se ha dejado oír la consejera de Hacienda, Pilar del Olmo, que ha rechazado dicha imputación, a la vez que achaca la raíz del problema al vigente modelo de financiación, que no dota a Castilla y León de los recursos suficientes para atender los servicios básicos prestados por la Administración Autonómica.
Sea como fuere, la Junta de Castilla y León se ha gastado en 2015 alrededor de 340 millones más de los previstos, lo cual viene a agravar unas cuentas lastradas por la onerosa carga de un endeudamiento que a estas alturas ronda los 11.000 millones de euros. El dato no sería alarmante si se hubiera producido en plena recesión, lo grave es que se ha registrado exactamente el mismo año en el que el PIB regional ha crecido cerca de un 3 por ciento.
A la vuelta del pasado verano, la consejera Del Olmo proclamó que la crisis económica podía darse por superada. Se basaba en unos datos de contabilidad regional que iban viento en popa, los mismos que terminaron cifrando en un 3,1 el crecimiento del PIB. Después, el gobierno central ha corregido esa cifra, reduciéndola al 2,9, tres décimas por debajo del PIB nacional, lo cual nos coloca como la quinta comunidad autónoma con menor crecimiento durante 2015. Todo un jarro de agua gélida al desmedido optimismo de la consejera.
Pese a la incesante pérdida de población —mal endémico ante el que seguimos con los brazos cruzados— la renta per capita permanece en Castilla y León por debajo de la media nacional y sigue sin recuperar el nivel alcanzado en 2008, año en el que esta comunidad autónoma tenía 85.000 habitantes más que ahora.
Igual que no da para equilibrar la Seguridad Social, que sigue comiéndose a pasos agigantados la hucha de las pensiones, esta recuperación económica basada en la devaluación salarial no da para resolver el déficit estructural de comunidades como la de Castilla y León. Y toda vez que mientras que no haya nuevo gobierno, no habrá nuevo modelo de financiación autonómica, la situación amenaza claramente a peor. Tanto que la Educación y la Sanidad pueden volver a ser las víctimas propiciatorias de los nuevos ajustes que Bruselas se dispone a exigir a quien quiera que ocupe el palacio de La Moncloa. No nos hemos repuesto de los anteriores recortes y ya asoman otra vez las tijeras.