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Publicado por
fuera de juego carlos frá
León

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E n casa el interés hacia las cosas de la universidad ha crecido de manera paralela a los chavales. Estamos ya a las puertas y desde hace tiempo aprovechamos cualquier oportunidad para interesarnos por conocer de primera mano la realidad que se vive en ese espacio tan lejano pero a la vez tan próximo del llano de Vegazana.

Rebuscando en viejas carteras encontraría resguardos de matrículas en tres universidades y quizás por ello no me sorprenden demasiadas cosas que cuentan quienes viven el día a día en ese lugar que debería ser un faro irradiador de la cultura y el conocimiento en la provincia. Aunque sería injusto si no recordase que en el panorama universitario español tenemos becas por estar en casa, informes que sonrojan a Carmena sobre qué calles rebautizar... y todo ello en el lugar con más endogamia en España después de las federación deportivas. Pero la ULE también tiene su vida propia y la última vez que abrió telediarios fue por unas novatadas a las que se respondió intentando una negación de avestruz que desmontan los partes de las urgencias del Hospital.

Me preocupa qué ocurrirá el viernes. Cómo será la resaca. Y no me refiero a ese botellón que exige matices en plena crisis de escandalitis que incluso alcanza al hasta hace no tanto intocable Genarín. Lo que ocurre en las espichas es una marranada, pero poco más. Sin esa cultura que tan bien definen los asturianos con su ‘hunosanunyedenadie’ el Campus amanecería con los contenedores de basura repletos y quizás algunas bolsas amontonadas junto a ellos. No me gustan las demonizaciones —los que toleraron entre risas ahora se echan las manos a la cabeza— y menos en un país en el que siempre se ha disfrutado de la calle. El verdadero esperpento es el que se vivirá en las urnas. A estas alturas la ‘borrachera’ electoral que sufre literalmente la Universidad ha exhibido todo tipo de ‘garrafones’. Desde un recuento mal hecho —sin que nadie se haya ido para casa— hasta un presidente de la junta electoral haciendo campaña y pasando por unos candidatos que exhiben un guerracivilismo que lo único que amenaza con traer a la Universidad son tiempos de batallas muy dañinas para el futuro.

El viernes toca limpiar el Campus. Y quizás entonces se evaluarán los grados de cada cual y no me refiero a los alcohólicos. Ojalá gane el que menos dispuesto esté al revanchismo.

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