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PANORAMA antonio casado
León

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L a estrategia de Podemos recuerda al esforzado ciudadano que corría detrás del autobús por ahorrarse los dos euros del billete. Hasta que alguien le aconsejó que corriese detrás de un taxi para ahorrarse mucho más. Una absurda parábola que refleja el espíritu de las concesiones de este partido en la mesa negociadora «a tres» que nos deja con la cabeza caliente y los pies fríos. Por ejemplo, recorta en 100 euros mensuales, de 600 a 500, su propuesta de renta mínima para quienes viven por debajo del umbral de la pobreza ¿Y quien impide a Podemos elevar la propuesta a 1.000 para rebajarla a 500, de modo que su ataque de filantropía se multiplique por cinco? Exactamente lo mismo puede decirse de su ofrecimiento de rebajar los 96.000 millones de expansión fiscal a solo 62.000. ¿Por qué no elevar la propuesta a 200.000 para que la concesión pueda ser aún mayor y todos acabemos alabando el sacrificio de Podemos en nombre de la gobernabilidad?

Apliquemos el cuento al olvido de la universalización de la educación entre 0 y 6 años y limitarla luego a los niños de 2 y 3 años, dejar para más adelante la vuelta a la jubilación a los 65 y la ampliación de la cartera de medicamentos de la sanidad pública, incrementar la recaudación fiscal en un 3% del PIB en lugar del 4% propuesto, reducir en 5 años (de los 10 propuestos) el paso autorizado de los políticos a la empresa privada, etc.

Trato de poner en evidencia el tramposo tacticismo de un partido que pretende seducirnos con su falsa disposición al sacrificio programático a favor de la estabilidad, de modo que nadie puede culparle luego de una eventual repetición de elecciones. Si se da el caso de una vuelta a las urnas, ciertamente será culpable de no haber colaborado en el desbloqueo, aunque no será el único, en la operación apadrinada por Pedro Sánchez. En ese dudoso honor le acompañaría Ciudadanos, puesto que ambos se han declarado claramente incompatibles en el proyecto «a 199» encabezado por el líder socialista.

Esa incompatibilidad se reflejó en los agrios cruces dialécticos de Pablo Manuel Iglesias y Albert Rivera en el pleno parlamentario del miércoles, veinticuatro horas antes de la negociación a tres (PSOE, Ciudadanos, Podemos). So pretexto de analizar las cumbres europeas, la sesión fue una buena fuente de información para anticipar que esa mesa negociadora estaba condenada al fracaso. Lo que no se entiende es que el muñidor de estos encuentros, Pedro Sánchez, se resista a darse por vencido, mientras sigue intentando la mayor (199) cuando acaba de fracasar la menor (161) con los mismos actores. Me parece tan absurdo como correr detrás de un taxi para ahorrarse más euros que corriendo detrás de un autobús. Y perdón por la broma, porque la verdad es que la cosa no tiene ninguna gracia.