Diario de León

TRIBUNA

El desamor a España ensayado por un leonesista

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máximo soto calvo asociación pro identidad leonesa
León

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C uando leí la entrevista que este medio hizo al leonés J. Pedro Aparicio, ganador del premio internacional de Ensayo Jovellanos, no pudo menos que avivar mi atención lo apuntado por el autor: «La preeminencia de Castilla acabó con la naturaleza plural de España», que el entrevistador Emilio Gancedo, siempre preocupado por lo leonés, quiso destacar como título.

La sorpresa no era fruto de la perplejidad, quienes hemos leído con detenimiento su «ensayo sobre las heridas, pugnas, expolios y desolaciones del viejo reino…» sabíamos de la validez de ese punto de vista de Aparicio; y cómo colocaba el poder absorbente de Castilla como la «losa castellana» que se imponía ocultar lo leonés, «tolerándonos» hoy el periclitado honor de ser citados como Viejo Reino.

La aparente redundancia que podía suponer «la reivindicación leonesa de León», propuesta en aquellas páginas era un especial estímulo para remover la conciencia de «ser leonés». Hablamos de un pueblo cargado de historia que otros se han empeñado en escribir a su antojo. Su «amén» final en el libro era toda una premonición: «La cultura popular no solamente es nuestro pasado, sino también nuestro futuro». Palpable hoy cuando gracias a las tradiciones y los movimientos culturales se mantiene vivo, a duras penas, el sentimiento de ser leonés.

Repasando la enumeración de obras de Aparicio en los distintos medios donde se daba cuenta de su último libro, al pronto eché en falta, entre ellas, su ensayo «heridas, capturas, expolios…». De inmediato me preocupó, por ser reivindicativo de lo leonés, barajando como primera causa la posibilidad de un olvido, virando a que éste fuera más o menos intencionado, pues supongo que no estará incurso en el doloroso tratamiento de considerarlo de menor calado. ¿Despiste o desmarcaje?

Cuanto puedo apuntar sobre el ensayo premiado, viene dado por la lectura de la noticia en distintos medios, y lo manifestado por algunos miembros del jurado. Destacando la «brillantez narrativa del texto». Si en las «heridas, pugnas y expolios…», llegaba con precisión histórica hasta nuestro rey privativo leonés, Alfonso IX, sus Cortes y Carta Magna, en el ensayo premiado parte de la idea de que dadas las tres excomuniones en orden matrimonial lanzadas por el papado hacia nuestro último rey, y el más que interesado apoyo de la iglesia al incipiente reino de Castilla, se empezaba a fraguar la asfixia del Reino de León.

Cuando pueda leer su último ensayo creo que estaré en disposición de adquirir opinión, en tanto hoy, con ideas no tan sueltas como, «repensar la idea de España», «la incomodidad nacional para sentirse español,» con toda la deferencia que merece el autor me estoy permitiendo componer un respetuoso «collage»…, y por inquietud personal leonesista no desperdiciar la ocasión vindicativa de lo leonés.

La frase descriptiva: «Una historiografía que sigue una línea que va desde los Reyes Católicos hasta el nacionalismo franquista», me trajo a la memoria una destacada precisión sobre la postura de estos reyes, que en un libro de 1930, bien estructurado para la preparación de maestros, se decía que, «con su unidad», se situaron de espaldas a la Historia de España, al no respetar la personalidad estatal de las regiones o ambientes geográficos de difícil conjunción territorial y humana.

La historia habría de ir mostrándonos que tal idea podía estar cogida con interesados alfileres, y así en el ensayo, nos cuentan, que incorpora opiniones de Ortega y Gaset, Caro Baroja, Sánchez Albornoz… que han estudiado este devenir, vital para poder entender hoy «las causas del alejamiento de sus ciudadanos de la idea de unidad nacional», al punto de llevar a algunos a anunciar que no se siente españoles. ¿En los cuchillos cachicuernos de «Santa Gadea» hay alguna clave?

Nosotros, los ciudadanos de aquí, ¿nos consideramos leoneses de León, de la región leonesa, o pasamos de provincia a nación (España) obviando lo regional en un sorprendente salto? ¿El intolerable estatus autonómico es nuestro puñal dorado?

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