EDITORIAL: Inaceptable retraso del INSS, que por fin será creíble y eficaz
El proyecto de sede en León para el Instituto Nacional de la Seguridad Social debería hacerse una realidad cuanto antes sin mayores retrasos. Durante demasiado tiempo la ciudad ha sufrido un solar vacío en un lugar tan emblemático como la glorieta de Guzmán, porque se apostó en su día por uno de aquellos presupuestos faraónicos que afortunadamente la crisis consiguió que pasaran a la historia. Y desde entonces se paga un alquiler por el uso de unas oficinas alternativas en lo que nadie puede dudar sobre que supone un derroche del dinero de todos.
Ahora, con apenas una quinta parte del presupuesto inicial ideado cuando se derribó el viejo inmueble del paseo de la Facultad, se habilitará en la ciudad un edificio que además cuenta con una novedad interesante. Desde el primer momento se tiene claro que los servicios del Instituto de la Seguridad Social irán cambiando en el futuro, por lo que se exige una configuración moldeable de lo que se edificará en los próximos meses. Se busca una construcción que «se convierta en un contenedor neutro de usos y actividades diversas, y que sea lo suficientemente moldeable como para adaptarse a los inevitables cambios que en el funcionamiento de las instalaciones se producen».
La nefasta historia que se generado en torno a este edificio puede suponer de algún modo un símbolo sobre cómo han cambiado las cosas en España. De aquellos proyectos millonarios difícilmente justificable se ha pasado a presupuesto acordes con la realidad. Y además planificando el futuro para evitar que las administraciones tengan que asumir incluso al corto o medio plazo nuevas inversiones para afrontar unas realidades que sin duda seguirán cambiando a un ritmo vertiginoso.