Estímulos

S i no salimos de estas penurias no podremos entrar en las que nos esperan. Hay que resistir, porque también el que aguarda sabe que la derrota es suya, y eso tiene mucho mérito.

El 31 Congreso de Jueces para la Democracia, celebrado en la ciudad Valladolid, fue un verdadero clamor contra la «falta de voluntad política» del actual Gobierno en funciones para combatir la corrupción.

Los señores jueces aseguran que hay 2.000 políticos imputados y no se ha creado ni un sólo juzgado de instrucción. Dicen que España está a la cola de la Unión Europea en número de jueces por habitante.

Habría que contarlos, pero como los delincuentes son más numerosos, el balance es especialmente dificultoso. No siempre un optimista es un imbécil cuyo privilegio envidian los contemporáneos más lúcidos, porque las buenas rachas también ocurren. Ahora el Partido Popular prepara una bajada de impuestos a partir de enero y el ministro de Hacienda en funciones, Cristóbal Montoro, planea una reducción inmediata del terrible IRPF, que es un pseudónimo del RIP, si su partido gana las elecciones próximas.

El Gobierno, o lo que queda de él, prevé que la economía crezca incluso más de lo previsto, por lo que no sólo ven crecer la hierba, sino que se la comen. ¿Llegaremos al 3% a finales de este año? La conjetura es optimista, sobre todo para las personas mayores, que somos los que no tenemos una idea aproximada de cuándo debemos morirnos.

El comedido presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, exige «regeneración y reformas». Ahí es nada. El único que no se siente huérfano de su madre patria es Messi, que dice que le firmaba todo porque confiaba en su papá. ¿Lo han hecho tan mal nuestros mayores?

Mientras la OCDE prevé que la economía española perderá fuelle en 2017, el Partido Popular prepara una bajada de impuestos a partir de enero.

Cuando nos ofrecen cosas distintas, aunque sea una mala y otra buena, hay que rehuir la tercera, que es quedarse con la peor. Ese es nuestro verdadero estímulo.