EDITORIAL: Herida de muerte en la Montaña por no recibir a tiempo las soluciones
La crisis de la minería del carbón ha sido un largo proceso que ha estado marcado por incontables avisos mientras se avanzaba inexorablemente hacia la asfixia económica y social de las cuencas. Han sido décadas de continuos pronunciamientos, de promesas y de planes cuya eficacia se hace evidente que ha resultado nula. Y quizá lo más llamativo de todo es que por dinero no ha quedado porque han sido literalmente miles de millones de euros los que se han gastado desde las arcas públicas aunque con una ineficacia que clama al cielo. Las cicatrices que exhiben desde hace años lugares que fueron muy notables en la historia del carbón leonés como Sabero, Villablino, Bembibre o Fabero llegan ahora a la Montaña Central. La Vasco marcó durante el siglo XX la vida en los valles de esta zona de la provincia en todos los frentes y hoy agoniza sin que nadie haya sido capaz de darle una respuesta adecuada.
La mina fue una forma de vida en todos los órdenes para municipios como La Robla, La Pola, Villamanín, Carrocera, Vegacervera o Matallana de Torío y ahora el vacío es inmenso y especialmente porque no existe una alternativa para las nuevas generaciones.
El intercambio de culpas que siguen protagonizando los partidos políticos es quizás su última aportación a tantas torpezas e ineficacias estériles. Y lo peor de todo es que ahora ya no hay tiempo. La herida en las cuencas es de muerte y nadie quiere ni parece poder salvarlas.