Diario de León
Publicado por
el mirador manuel alcántara
León

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L o que sea sonará y está a punto de que suene, más o menos estrepitosamente. Al ministro del Interior en funciones lo que mejor le funcionan son los espías, a condición de que no sean suyos, sino ajenos, y cobren por las dos bandas. Nuestras novelas de Le Carré, que aburren a cualquiera que no le apasionen los crucigramas, están escritas por palurdos que no sólo saben que las paredes oyen. ¿Cómo podía confiar en esa gente Jorge Fernández, al que se le atribuyen grandes virtudes personales del todo incompatibles con las políticas. El buen hombre ha sido traicionado por alguno de los suyos, como ocurre siempre, ya que nadie confía en sus enemigos. Sus poco amenas conversaciones llevaban grabadas hace algún tiempo, pero su divulgación se ha hecho con notable oportunidad, cuando faltan dos días para que depositemos la papeleta, previamente lavada con ‘homo’ y enjuagada con zotal. Este buen hombre ignoraba dos cosas: que las paredes escuchan y que después lo cuentan o lo venden, según el precio del mercado. Los secretos de verdad son siempre individuales. Si los sabe nuestro amigo del alma, no podemos olvidar que éste tiene, a su vez, otro amigo de absoluta confianza.

El desavisado don Jorge Fernández Díaz dice que está tranquilo, porque no hay ninguna ilegalidad entre tantas deslealtades. Lo malo es que el paciente grabador las haya divulgado dos años después, cuando faltan dos días para las elecciones, que quizás sean más temibles que inevitables. Los zahoríes siguen diciendo que las dos únicas opciones lógicas para presidir el Gobierno corresponden a Mariano Rajoy y a Pablo Iglesias, pero a algunos no nos parece lógico que haya sólo esas dos opciones. Estamos en manos de prestidigitadores que de lo único que nos convencen es de que el ‘tocomocho’ sigue produciendo grandes derechos de autor. Allá ellos con el reparto. Los involuntarios oyentes no somos responsables de la vaciedad de sus conversaciones. Los únicos que deben responder son los charlatanes. Y algunos que otros oradores.

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