Diario de León
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Y el oportunismo no son lo mismo pero se confunden y eso muchas veces se refleja en nuestras actuaciones. Hacer las cosas cuando se tiene oportunidad o cuando es más oportuno suele ser sinónimo de éxito y de evitar problemas. Por eso no entiendo que mediado ya el mes de julio no se vean obras de asfaltado en las calles, obras que se anunciaron hace mucho tiempo y que precisamente por estar programadas, lo más lógico sería realizarlas en los meses de verano, que es cuando se ocasionan menos molestias a los ciudadanos, por aquello de que desciende la población sensiblemente al irse mucha gente de vacaciones o a los pueblos y, por el mismo motivo disminuir sensiblemente el tráfico en las calles, por lo que los cortes no afectan a tantas personas y, también, porque el calor es más propicio para realizar estas tareas, ya que el frío y la lluvia impiden que el asfaltado se haga en las mejores condiciones. Y de ello depende, en gran medida, la duración del firme en buen estado.

Parece que se está dejando pasar una buena oportunidad de asfaltar las calles. Y sin embargo en Poridad sí se han acogido al oportunismo de hacer algo que, si bien puede ser legal, no es correcto por cuanto denota un afán de cerrar un tema que no parece muy honesto. Y ya se sabe lo de la mujer del césar. Viene esto a cuento del problema existente con la ayuda a domicilio que en nuestra ciudad tiene adjudicada la empresa Carflor, que pertenece a familiares de la exconcejala Nuria Lesmes. Esta empresa tiene un conflicto laboral y sus trabajadores han acudido al Serla, pero por dos veces ha sido desoído. El conflicto viene porque la empresa no reconoce a los trabajadores unas condiciones que aseguró en el pliego de adjudicación y que le sirvieron para obtener la concesión municipal. Pues bien, el Ayuntamiento no debe mirar para otro lado en este caso y lo que no es de recibo es haber prorrogado el contrato con dos meses de anticipación. Es un oportunismo inadecuado, por cuanto la ayuda a domicilio supone al Ayuntamiento la nada despreciable cantidad de 3,7 millones de euros y si sale del bolsillo de todos se debe controlar el uso que se hace y no son de recibo unas tarifas para el Ayuntamiento basadas en unas mejoras laborales que no se dan a los trabajadores. ¿Qué pasa con esa diferencia? Poridad tiene que actuar como la mujer del césar: ser honesta y, además, parecerlo. Y me temo que en este caso no es así.

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