EDITORIAL: Fundación España Duero: el legado y la responsabilidad
El pasado lunes se constituyó en León, con representación de las instituciones y administraciones históricamente vinculadas, el consejo que gestionará la Fundación España Duero, que estará presidida por el ex rector de la Universidad de León, José Ángel Hermida. Sólo una semana después, y a la espera de que el propio consejo conozca en detalle el patrimonio y la responsabilidad de los que habrá de hacerse cargo, ya hay al menos un primer compromiso asumido: que a finales de este mismo año tiene que estar definido y presentado el plan estratégico de actuación que a partir de enero próximo habrá de desarrollar la fundación que hereda el legado de las viejas obras sociales de las dos grandes cajas de ahorro de Castilla y León.
Un legado desde luego ingente, pero con unas servidumbres proporcionales a su magnitud y a su valor en todos los sentidos: tributario y fiscal, servicios y personal, de seguros y seguridad privada, obras, restauraciones, alquileres, atención al público... todo lo que supone el mantenimiento diario de la actividad y la conservación de los 128 inmuebles que deberá administrar el consejo de la fundación, con una primera referencia bien visible: la Casa de Botines, sede institucional ya con reconocimiento estatutario que garantiza su permanencia en León, disipando cualquier temor en ese sentido.
Aunque ya hay una voluntad manifiesta de buscar un primer acuerdo con el Banco Ceiss para apoyar el sostenimiento económico, el objetivo prioritario de la fundación, dejada al margen la obra social, deberá ser la búsqueda de fondos propios y acuerdos con las administraciones para hacer viable el mantenimiento de esa herencia, que habrá de pasar por cesiones y alquileres de sedes, oficinas y naves, pero siempre preservando la propiedad del enorme patrimonio artístico, etnográfico y documental. Y no sólo manteniéndolo, sino también y sobre todo poniéndolo en valor. Que lo tiene y además es extraordinariamente importante.