Un mundo distinto
E stamos en puertas de grandes cambios, a caballo de un mundo que está dando los últimos estertores de una agonía inquietante que tiene dificultades para concluir y de otro nuevo que ya asoma pletórico por el horizonte pero del que todavía tenemos pocas noticias. El sociólogo Jeremy Rifkin es un prestigioso analista que ya advirtió hace tiempo de que dentro de poco no habrá trabajo para todos, en cuanto la automatización dé unos cuantos pasos más; nos avisó de que tendría lugar la tercera revolución industrial, basada en las energías sostenibles; y avanzó el papel que jugaría en nuestras vidas Internet, que daría paso a la economía colaborativa.
Ultimamente Rifkin ha profundizado en sus teorizaciones y nos ha explicado que está tocando a su fin la segunda, basada en energías fósiles, en tanto llega la siguiente, en que la energía será sencillamente gratuita. Tiene sentido: una vez pagadas y amortizadas las infraestructuras de las energías renovables, los costes de producción son nulos. El sol y el viento no cuestan dinero. Y las predicciones empiezan a concretarse: en Alemania, las energías eólica y solar avanzan muy rápidamente y en diez años producirán el 40% de la demanda y en el año 2040 el 100%. Las energías fósiles dejarán de usarse, en parte por la necesidad de combatir el cambio climático, a mayor velocidad que la prevista. Noruega, que obtiene por cierto rentas muy elevadas del petróleo que produce y exporta, ya ha prohibido la venta de automóviles de combustión interna en 2025. Los coches, tal como los conocemos, serán piezas de museo en veinte años.
La economía colaborativa ha venido también para quedarse. El transporte se ha revolucionado. La creatividad basada en la tecnología digital lleva a costes marginales cercanos a cero. Wikipedia, el gran monumento del conocimiento moderno, se genera sin coste y se difunde también gratis. Una pequeña parte de la población trabajará, el resto percibirá una renta básica suficiente y deberá resolver el problema de ocio. La vida será larga, la enfermedad irá siendo vencida. Se abre ante nosotros una hermosa utopía, ya al alcance de la mano. Aunque no nos hayamos percatado todavía de ello.