Bromas aparte
E n la isla de Fuerteventura se han agarrado un cabreo morrocotudo cuando han leído la revista satírica El Jueves. Eso de que les bauticen como «el Caribe de los pobres» se lo han tomado fatal, hasta el punto de que el Cabildo insular ha presentado una protesta formal, los partidos políticos (todos) han condenado «el ataque» a la isla y la organización empresarial ha tachado de «colonialista» el contenido de la broma.
La reacción parece un poco desorbitada. Eso de que en la isla los autobuses son como el cometa Halley que pasan cada 75 años no es para tomárselo en serio. O que no hay quien entienda a los majoreros que hablan canario cerrado. O que la segunda planta más consumida después del aloe vera es la marihuana. Iba de cachondeo, señores. Es humor. Pues nada, las fuerzas vivas han montado una cruzada contra El Jueves y han aprovechado para hacer un poco de nacionalismo canario que siempre viene bien para tapar alguna que otra chapuza turística. Que si estamos muy orgullosos de ser majoreros; que si declaración institucional de repulsa y tal. Ellos se lo han tomado con coña como no podía ser de otra manera y contestaron que hubo que desalojar la redacción cuando se recibió un sobre lleno de mojo picón con letras de Caco Senante. Esta pasada frenada de los señores políticos de la, por otra parte, paradisiaca isla, solo se explica por el clima de cabrero generalizado que se palpa en el país. España está tensa y se nota. No sé si es la política de medio pelo que nos rodea, si es la crisis de sueldos, si es que hay demasiados turistas o es que se nos ha agriado al carácter en unos años. Pero es que hasta los chistes de los periódicos son serios. Es que la gente no se ríe con los chistes sino que dice: ¿Has visto la viñeta de El Roto hoy? ¡Que razón tiene! Es que los chistes se están convirtiendo en editoriales. La verdad es que en general siempre nos hemos tomado demasiado en serio a nosotros mismos. Y así nos va. Es todo un síntoma que la revista en cuestión es la única que ha quedado en el mercado español de humor ácido de todas las que salieron al calor de la Transición. A la estela de La Codorniz entonces se produjo un boom de humor inteligente que contrastaba con la trascendencia de lo que nos jugábamos para la historia de este país. Claro que El Papus pagó con sangre la falta de sentido de humor de los bárbaros. Y ahora que necesitamos ese punto de distensión que produce la risa, aquí no se ríe nadie. Y mira que hay de donde sacar material. Pero es que por lo visto en Fuerteventura ahora haces un chiste y te devuelven una pedrada. Hasta tuvieron que quitar los guiñoles del Plus porque al Gobierno de turno le molestaban. ¡País!