TRIBUNA
¿Tendremos Gobierno?
D espués de siete meses con un gobierno provisional, se terminó la ronda de contactos de su majestad el rey Felipe VI, Jefe del Estado Español, con los representantes de los partidos políticos con representación parlamentaria en el Congreso de Diputados, los españoles que seguimos esa ronda y las declaraciones de los distintos interlocutores con su majestad el rey y jefe del Estado, oímos la misma cantinela que llevan repitiendo desde el 20 de diciembre de 2015, parecen un disco rayado; el único que parece tener un disco nuevo es el señor Rajoy, que en esta ocasión ha aceptado el encargo de intentar formar un gobierno.
Voy a intentar, con mi corta capacidad para ponerme en el lugar de otra persona, exponer lo que yo haría si tuviera la responsabilidad que, en este momento, tienen los tres máximos responsables (y las directivas de los tres partidos), para la gobernabilidad de este país, de nombre España.
Si yo fuera el señor Rajoy, propondría a los señores Sánchez y Ribera que aceptaran los cargos de vicepresidentes en un gobierno de coalición en el que se acordara un programa de gobierno en una proporción a la representación parlamentaria; de acuerdo con los resultados de las elecciones, si las matemáticas no fallan y Pitágoras no miente, el total de los diputados de los tres partidos son : 137+85+32=254 y a cada partido le corresponden: el presidente del gobierno y el 54% de los responsables en cargos ministeriales al PP, el 33% al PSOE y el 12% a Ciudadanos; el 1% restante le correspondería al partido más votado.
Si los señores Sánchez y Ribera, no aceptasen esa propuesta, que de acuerdo con lo manifestado a la salida de su reunión con el jefe del Estado, parece que no quieren sillones, ni cargos, yo se la trasladaría a las directivas del PSOE y de Ciudadanos, para que tomaran una decisión a esta propuesta y que las directivas decidieran lo que quieren para los españoles.
En el supuesto de que las dos directivas fueran tan necias de no aceptar a entrar en el gobierno, me presentaría a la investidura y ante todos los españoles explicaría las propuestas que no han querido aceptar y por tanto tendríamos que ir a nuevas elecciones. Seguro que los votantes lo tendrían en cuenta.
Si yo fuera el señor Sánchez, aceptaría esa propuesta, pues es la última oportunidad que me quedaría, no de vivir en la Moncloa, pero si de tocar poder, aunque no sea como presidente de gobierno; si la directiva decidiera no aceptar la propuesta, la responsabilidad sería de la directiva y esta sería quien tendría que explicar a los españoles los motivos para pasar a la oposición, pero permitiendo con su abstención que se forme el gobierno; pues aunque en este país hay muchos tontos y cada día aparecen más, pueden estar seguros que muchos españoles, los menos tontos lo entenderían.
En cuanto al señor Ribera opino, como simpatizante de Ciudadanos, lo siguiente: si Albert Ribera, al que con la misma matemática anterior, en un gobierno de coalición con el PP, sin el PSOE, le correspondería una responsabilidad del 20% en el gobierno, se niega a entrar en un gobierno de coalición con el PP, vale más que se vaya a su casa, él solito, pues los que pusimos nuestras esperanzas y nuestros votos en un líder que luchaba por España, en la región en la que hay que tener un par de güevos para pronunciar la palabra España, tendremos que votar al PP, aunque sus líderes se sonrojen si se les pone en el aprieto de decir ¡viva España!.
Para luchar contra la corrupción, contra la desigualdad, por la independencia del poder judicial, por una ley de enseñanza, (no de educación, a la universidad hay que llegar ya educado y a aprender, no a ser activista), por las pensiones, por la reforma de la ley electoral y un largo etc., hay que estar en el lugar en el que se toman las decisiones; al menos para mi, es muy cómodo y fácil estar en la oposición, lo difícil es tener que priorizar decisiones, (yo se lo que es eso), cuando estás limitado por distintas causas, sobre todo por el dinero.
Los españoles necesitamos un partido que anule la funesta influencia de los separatistas, que son auténticas sanguijuelas que nos chupan la sangre y lo seguirán haciendo si esto no cambia. Por otra parte, si estaba dispuesto a formar gobierno con el cuasipodemita Sánchez, sin posibilidad de conseguir nada, por qué no hacerlo con Rajoy, ya que por una parte los españoles necesitamos un gobierno y por otra de repetir elecciones, Rajoy sacaría mayoría absoluta y Ciudadanos seguiría el camino de UPyD (partido que ha aportado cosas buenas, pero nadie se las reconoce), en el que también pusimos nuestras esperanzas los que no nos sonrojamos al pronunciar la palabra «España», en vez de «este país»; es curioso que los únicos líderes que pronuncian la palabra «España», con naturalidad y sin sonrojarse, así como con naturalidad defienden nuestra bandera, sean sólo un catalán y dos vascos: Albert Rivera, Rosa Díez y Santiago Abascal. ¡Cuándo harán lo mismo los líderes del PSOE y del PP! Por supuesto, a los demás les pueden salir llagas en la lengua si pronuncian la palabra «España», a no ser para decir «¡puta España!» u otra cosa peor aún.