Tan fácil es prometer
El doloroso desmantelamiento de la casa familiar trae no pocas sorpresas al cierre del ciclo biológico y sus consecuencias sociales y de la memoria cercana. En el caso que me ocupa, miles de testimonios escritos que, entre otras muchas, perfilan buena parte de la andadura de Gordón durante más de medio siglo, a pesar de las ataduras puramente físicas que dificultaban a mi padre la lectura. La referencia identificativa de su nombre quedaba acotada por el gafas: suplió tal carencia con la agilidad del juicio y la finura del análisis. Un recorte de este periódico, fechado el 19 de abril de 1998, me sitúa en la realidad sociopolítica de la comarca cuando se inicia un nuevo curso.
Es conocida la profunda crisis económica que atraviesa la comarca, con el cese de la actividad minera y sus consecuencias sociales, que arrojan a corto plazo los problemas de vivienda, en proceso de solución, y las imprevisibles incidencias de población a medio plazo. Difícil panorama, por qué negarlo. A esta crisis se añadió la política, que se convirtió en escenario rocambolesco —el esperpento hecho realidad—, con más incoherencias que coherencias, con un infantilismo rayano en la dejadez y el ridículo y posicionamientos que, a medida que se van conociendo por boca de sus actores, provocan la risa, por no hablar de otras cosas. Desgraciadamente, la denominada izquierda en la vieja nomenclatura, ha perdido la oportunidad. Esperemos que no quede desnortada, insegura e ineficaz, amparada solo en los gestos inútiles, porque es necesaria. Más que nunca, la suma es ahora primordial, alejados unos y otros de cualquier provocación de la feria de las vanidades.
En este contexto, y en el de la reactivación de las zonas mineras, con la que se llenaron y llenan tantas páginas, bocas y promesas, sin saber muy bien a dónde han ido a parar los fondos, recupera actualidad el recorte aludido: «La escuela taller se instalará en el viejo cuartel de Santa Lucía» es el titular de la noticia. Con la intención de «formar a jóvenes de municipio» como «alternativa de futuro a la minería», la propuesta «fue aprobada por unanimidad». Casi veinte años después el cuartel, y nunca mejor dicho, sigue asomándose al precipicio.
Es una de la larga lista de promesas incumplidas. Quedan registradas. Tan fácil es prometer como mentir. Es hora de que la mentira política entre en el código penal. Nunca son tiempos, menos ahora, para el «todo vale». Buenos días.