Un rastro para madrugadores
El Rastro dominical de Papalaguinda tiene una especie de doble horario que con el paso del tiempo se va acentuando cada vez más. La parte dedicada a la recuperación de objetos antiguos de mayor o menor valor está centrada en la parte del paseo ubicada en las proximidades de la plaza de Toros. Y esa zona es la más madrugadora con mucha diferencia.
El espacio destinado al textil, calzado y los objetivos más clásicos de este popular rastro suele completarse pasadas las diez de la mañana. Pero por contra en torno a las ocho ya están activos los vendedores del rastro del ‘reciclaje’ en el que existe una competencia feroz por ser el primero. Cuando los vendedores llegan se arremolinan los compradores porque aseguran que en cuestión de minutos desaparece todo lo que tiene «verdadero interés». Esa caza de las novedades lleva a que los más interesados en la búsqueda de objetos antiguos valiosos o singulares madruguen cada vez más para evitar llegar tarde a las novedades del día.