SEGURIDAD Y DERECHOS HUMANOS ?ARTURO PEREIRA?
¿Quién dijo ‘brexit’ habiendo vino?
L a relación de los británicos con el vino de El Bierzo viene de antiguo. Algunas leyendas afirman que la afición por nuestro vino por parte de tan reconocidos catadores de todo tipo de bebida alcohólica (no es crítica, sino sincero reconocimiento) tiene su origen en el desastre de la Armada Invencible.
Según documentos de cierta fiabilidad tras el hundimiento de nuestra flota, cientos de toneles de vino fueron arrastrados a las playas enemigas por la corriente marina. Resulta paradójico que fuera el agua el vehículo de transporte del néctar de Baco. Afirman las crónicas que fue una bendición para los hijos de Albión poder saborear el vino berciano, tras haber sufrido durante meses de disentería provocada por el pánico debido a la amenaza de invasión proclamada por Felipe II. Testigos de la época juran haber presenciado como mejoraron los enfermos de inmediato, incluso algunos afirmaron recobrar la vista y otros vigores perdidos con la edad.
Sea como fuere, desde aquellos remotos días, los británicos han mantenido una especial relación con el vino berciano. Así lo demuestran las crónicas de la retirada de Sir John Moore allá por el 1809 al frente de todo un ejército huyendo de las tropas de Napoleón. Secaron todos los cubetos desde Torre del Bierzo a Villafranca. Está documentado y por lo tanto debemos creer a los soldados británicos cuando escribían en sus diarios que jamás habían probado vino igual.
La afirmación anterior debe ser valorada en su justa medida puesto que ya por aquellos tiempos, era difícil que un soldado de su majestad desconociera alguno de los vinos no sólo europeos sino del resto del mundo. Tengamos en cuenta que era una tropa muy viajada y lo mismo que bravos eran bebedores empedernidos.
Más recientemente, he tenido ocasión de intercambiar opiniones al respecto de nuestro vino con británicos solventes en el campo de sociología del vino y sus conclusiones permanecen inalteradas después de doscientos años. Debo añadir que las reflexiones discurrieron en el mes de julio acompañadas por un botillo y vino de nuestra tierra.
Como era la época en que se votaba la salida, o no, de la Unión Europea por parte de Gran Bretaña, lógicamente salió el tema. Estos eran favorables a la salida. Que si los alemanes por aquí, que si los emigrantes por allí, que si no sé qué. En definitiva, que estaban a favor del ‘brexit’. No había forma de convencerlos de lo contrario hasta que argumenté con la principal arma que tenía, el vino.
Les dije, simplemente, que si el ‘brexit’ triunfaba aumentarían las dificultades a la exportación de nuestros vinos. Un silencio generalizado se impuso en la mesa de los doce que estábamos cenando, casi todos ingleses. Acto seguido se apresuraron a llenar sus copas y beber el vino como si fuera la última vez que pudieran hacerlo. No dijeron nada, pues ya se sabe que son muy circunspectos ellos, pero, tengo conocimiento de buena tinta que a la vuelta a Inglaterra su voto fue contrario al ‘brexit’.
Este año la cosecha ha sido escasa y los viticultores se sienten como cuando nace un hijo con escaso peso. Ahora toca, mimarlo, darle cariño para que crezca y adquiera esas cualidades que toda madre y padre queremos para un hijo. Sano, fuerte y vigoroso.
No me cansaré de repetir que el vino de El Bierzo es bueno para todo, lo cura todo, eso lo sabían hasta los médicos de Saladino cuando recomendaron a este, que tomara vino en sus últimos años aquejado de enfermedades varias. De todos es sabido que un musulmán no puede beber vino, pero los médicos de tan insigne líder, conquistador de Jerusalén, le aseguraron que en caso de enfermedad, no era pecado tomar vino como medicina. Lógicamente, tan importante excepción debe tener su origen en los vinos de El Bierzo debido a sus propiedades casi milagrosas.