Invitaciones a la mesa de los pobres
Parece un dejà vu, pero simplemente es la constatación de que esta crisis no nos ha enseñado nada. Que mil planes del carbón que tuviésemos los dilapidaríamos con banalidades y parcheos, para, a continuación, volver a ponernos a la cola para pedir otra oportunidad más mientras nos lamentamos por el último tren que se nos ha ido.
Tras llorar durante años lágrimas negras por las miserias de la cuencas y enarbolar banderas en defensa del carbón que se nos va, ahora resulta que lo que realmente queríamos era una nueva oportunidad para hacer más de lo mismo. Para este viaje..., mejor seguir con esa muerte en vida a la que nos habían castigado. Así por lo menos podríamos seguir buscando culpables fuera.
Pero ya no va a poder ser. Nos han puesto un hueso encima de nuestra mesa de menesterosos, que igual que servirá para calmar muchas conciencias, propiciará, de hecho ya lo está haciendo, que nos enfrentemos a navajazos por ostentar la categoría de tuertos en una comarca de ciegos.
Desde fuera nos vuelven a advertir de que «no es tipo para caprichos de alcaldes». Más diría yo. No es tiempo para veleidades de gobernantes, tengan estos donde tengan su parcela de poder. Pero esa característica, la de los caprichos y los egoísmos, parece que es consustancial al cargo. Por lo tanto no nos arriendo las ganancias.
Un saneamiento por aquí. Un abastecimiento por allá. Una carretera bacheada de dirección única al infierno...Más de lo de siempre con el único propósito de salvar algún culo y su poltrona. Para escatimar esfuerzos y cargar cuentas propias a terceros. El próximo paso será volver a sacar a pasear aquel palabrejo que nos grabaron a fuego, a fuerza de repetírnosla hasta la saciedad, como era la de la ‘adicionalidad’.
Cada vez más, a estos fondos Miner o plan de reactivación de las cuencas —llámenlo como quieran— se les está poniendo cara de aquel café para todos que se sacó de la manga el presidente leonés y que en su honor algún alcalde bautizó como Plan ZP. Con aquellos dineros algún alcalde decidió ampliar el cementerio municipal.
Entonces, no pocos se lo tomaron a chufa. Hoy, a tenor de como se han desarrollado los acontecimientos, el regidor parece un visionario.