Diario de León

TRIBUNA

Hablaría del Ibex, pero lo haré sobre las cajas de ahorro

Publicado por
Yawar Nazir Alonso Doctor en Derecho Financiero y Tributario. MBA
León

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T enía previsto escribir acerca del Ibex, índice bursátil al que se hace constante referencia en el ámbito político y no siempre de forma positiva. Mi idea era definir el concepto y hablar de quiénes son los dueños de las compañías que conforman el citado índice, sobre todo en el caso de los bancos. Y ello para desmentir las creencias populares de que el Santander pertenece a la familia Botín, o que el BBVA está dominado por el clan de Neguri y el PNV o que el Opus Dei es el señor, ¿con mayúscula?, del Popular.

Sin embargo, estos días he visto publicados en la prensa local comentarios de representantes de determinados grupos políticos con asiento en dos de los mayores municipios del alfoz de León en relación al rescate a la banca. En su perfecto derecho critican el citado rescate pero abogan a la vez por una banca pública, que es precisamente la que ha cargado su crisis a la cuenta del contribuyente. La reciente publicación por parte del Banco de España de su informe anual Nota informativa sobre ayudas públicas en el proceso de reestructuración del sistema bancario español (2009-2016) , que supone una actualización del Estado de las ayudas realizadas y su recuperación, me lleva a salir al paso de lo que suponen estas frecuentes afirmaciones que a veces se toman a la ligera.

A nadie se le escapa que la principal fuente del negocio bancario es la intermediación del dinero, pagando intereses por los depósitos que se les confían a las entidades y recibiéndolo por los préstamos que se otorgan. Así, en la cascada de resultados de una entidad crediticia nos encontramos principalmente con tres tipos de ingresos ordinarios:

—Margen de intereses (Net Interest Income) o diferencia entre lo que pago y recibo por el dinero que intermedio.

—Comisiones, las cuales cada vez suponen una mayor parte del total, dados los bajos tipos de interés y el aumento en la colocación de activos fuera de balance, principalmente Fondos de Inversión.

—Otros ingresos, como pueden ser plusvalías/minusvalías por la cartera de trading y dividendos de entidades participadas.

La cantidad resultante se minora por los gastos generales como son, entre otros muchos, los asociados a los empleados o al mantenimiento de las oficinas.

Sin embargo, como en toda actividad, económica puede haber y hay clientes que entran en mora al retrasar los pagos o incluso pasan a la situación de fallidos por lo que hay que provisionar las cantidades pertinentes. La clave es mantener la mora dentro de un orden, teniendo en cuenta su carácter cíclico ya que entra dentro de lo normal que en una época de crisis se dispare, para lo cual hace falta tener un capital suficiente para aguantar a que lleguen tiempos mejores. Y eso es lo que pasó en España, que llegó la crisis, potenciada por haberla afrontado de una forma, por decirlo finamente, frívola por parte del Gobierno Zapatero, que llevó a la economía española a una situación límite al borde de la intervención. Además se produce una alocada carrera por incrementar el balance y ganar cuota de mercado, especialmente en las cajas de ahorros, Se relaja el control del riesgo lo que conduce a una mora que se lleva por delante no sólo la cuenta de pérdidas y ganancias sino también al balance necesitando más capital y ahí es donde surge la divergencia entre entidades privadas y entidades de titularidad pública a la hora de capitalizarse.

La banca comercial privada, apela a sus dueños, es decir, sus accionistas, para fortalecer sus balances, a excepción del más que solvente Bankínter, cuyo ratio de morosidad es el más bajo del sistema. El caso extremo es el del Banco Popular con continuos sablazos a sus accionistas Se trata de una situación paradigmática ya que pasó de ser uno de los bancos más solventes de España y con el mayor margen de intereses en relación a sus activos a cambiar a un modelo basado en crecer a base de prestar al ladrillo que llevó a la entidad a una situación comprometida, sufriendo sus pacientes accionistas un descalabro en el precio de la acción superior al 90% desde el comienzo de la crisis. Han sido innumerables las ampliaciones de capital realizadas, la última de 2.000 millones de euros a principios de 2016, de forma que ha multiplicado su número de acciones por 2 en 2016 y por mucho más de 10 veces desde el inicio de la crisis (ajustado a contra-split). ¡Si levantase la cabeza Luis Valls!

Los demás bancos también han llevado a cabo ampliaciones de capital, bien de forma directa, bien a través de convertibles o de forma sibilina mediante la formula de los scrip dividends, es decir dividendos pagados en acciones, por tanto papelitos, que han creado una ilusión financiera a sus perceptores pero que ha llevado a una gran dilución del capital, sobre todo en el Banco Santander. Pero en todo caso, el dinero lo han puesto los accionistas y no el Estado.

Las cajas de ahorro no tienen dueño asimilable al que puedan tener los bancos, pero también es verdad que ninguna fundación, ayuntamiento o comunidad autónoma puso un euro, mientras que los accionistas de los bancos sí. Por ello, tuvo que intervenir el Estado, es decir el contribuyente, quedando numerosas comunidades autónomas sin cajas de ahorro como Galicia, Valencia, Cantabria, Navarra, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Madrid o Murcia entre otras.

En consecuencia, el Estado con el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) y en menor medida el sector, a través de Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) procedieron a diferentes modalidades de ayudas de difícil recuperación en su totalidad:

—Inyección de dinero a cambio de una participación directa en el capital (Bankia, Banco Mare Nostrum)

—CoCos, como se llama a los contingent convertibles. Se trata de préstamos que se convierten en capital en determinados supuestos (Caja España-Duero).

—EPAs, es decir Esquemas de Protección de Activos. Se trata de un aval o garantía cuya finalidad es la de limitar la responsabilidad del nuevo adquirente sobre determinadas contingencias previamente identificadas (CAM, Cajasur, Caja Castilla La Mancha, Caixa Catalunya, Nova Caixa Galicia, Banca Cívica).

Por tanto, se puede opinar lo que se quiera de las cajas, que si los consejos de administración estaban llenos de políticos que no sabían nada del sector (sonrojante el caso de Caja España Duero con un Consejo de Administración que llegó a tener más de 30 miembros, el doble que el Banco Santander) o que algunos se lo llevaron crudo (véanse los procesos judiciales de directivos y consejeros de Bankia, CAM, Caixa Galicia entre otros…), la realidad es que fue la calamitosa gestión del riesgo y la falta de capital para amortiguarlo lo que llevaría a su desaparición. Similar a lo que pasaría con una tienda que se lanzar a vender y cuanto más vende más pierde y menos cobra y encima el dueño no realiza aportaciones suplementarias de dinero.

No puede haber la más mínima duda de que han sido las cajas de ahorros las grandes receptoras de la ayuda pública, ya que no ha habido un solo banco que haya costado dinero al contribuyente excepto Banco de Valencia y Banco Gallego que pertenecían a dos grupos de cajas de ahorro.

Sin embargo no se suele hablar de la alternativa al rescate/saneamiento. La quiebra de las entidades hubiera llevado a la liquidación de algunas de ellas con miles de empleados sin empleo y cobrando como indemnización un máximo de 20 días por año trabajado además de limitarse la cantidad resultante a cubrir por el Fondo de Garantía Salarial y a cobrar en un periodo dilatado de tiempo. También los acreedores, que principalmente son los clientes, los depositantes. Es verdad que a raíz de la quiebra de Lehman el FGD garantiza 100 mil euros, pero los pequeños depositantes permanecen ilíquidos por una buena temporada, es decir, no se cobra al día siguiente, como es el caso del único banco que está actualmente en liquidación, el Banco Madrid y no precisamente por un problema de mora, sino por la presunta comisión de actividades que son asimilables a algún tipo del Código Penal. Pero lo peor es la quiebra de la confianza en un sistema fundamental a la hora de engrasar la maquinaria de la economía.

En conclusión, sin entrar en lo acertado o no de prestar ayudas estatales a entidades con problemas, o dejar quebrar a las más pequeñas o no sistémicas, lo cierto es que el rescate se ha prestado a las Cajas de Ahorro, a la banca de titularidad pública. Por ello se puede estar en contra del rescate, se puede estar a favor de la banca pública, pero las dos cosas a la vez ya sabemos a lo que nos lleva.

PD: La semana que viene hablaremos de quiénes son esos señores tan malísimos que son los dueños de los bancos. No les adelanto más, pero seguro que a más de uno le encantará que los bancos ganen dinero.

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