Buena campaña
Son muchas las veces que desde aquí he defendido el reciclaje como una de las pocas cosas que podemos hacer por el medio ambiente. Teniendo en cuenta el volumen de desperdicios que genera cada persona en un día no hace falta ser Einstein para darse cuenta de que no podemos seguir a este ritmo sin que esto sea un enorme vertedero dentro de un par de décadas. Por eso cuantas campañas se realicen para concienciar al personal de algo tan elemental como que no necesita que le den una bolsa de plástico en cada tienda a la que acude diariamente, o que no debe mezclar los restos de comida o de haber barrido con los envases de la leche o las botellas de refresco y, por supuesto, con los periódicos y revistas atrasados ni el montón de publicidad que encuentra cada mañana en el buzón... por eso toda campaña me parece poco porque el ser humano es un animal de costumbres y no estamos acostumbrados a separar los residuos. Y no lo estamos porque en nuestra infancia y juventud no había nada de todo eso que ahora nos sobra diariamente y tiramos a la cada vez más grande bolsa de basura.
Pues bien, la Junta ha puesto en marcha (curiosamente escogió nuestra ciudad como piloto) una campaña para que los ciudadanos aprendan a separar sus desechos y para ello repartirá 50.000 bolsas textiles azules y amarillas, para que en los domicilios se separe el papel y los envases y con ellas se acuda a los contenedores que hay por las calles y así aumente la cantidad de papel y de envases que se reciclan y por tanto disminuyan las toneladas de residuos supuestamente orgánicos que cada noche recogen los camiones de la basura y que van al vertedero. No podemos seguir llenando basureros con materiales que pueden reciclarse o que son perjudiciales para el medio ambiente. Desde siempre se ha recogido el vidrio (cuando era pequeña se reutilizaban las botellas de vino, gaseosa y cerveza ¿por qué ahora no, cuando en otros países se hace?) y eso es algo que todo el mundo tiene claro, así como el papel en grandes cantidades (periódicos, revistas, folletos y publicidad), pero los envases, que son lo que más utilizamos, siguen siendo la asignatura pendiente, aunque son lo que más degrada el paisaje. Lo mejor sería que aprendiéramos a no tirar los desechos en cualquier sitio, so riesgo de dejar a nuestros hijos un país que no será sino un inmenso vertedero.