Diario de León
Publicado por
PANORAMA Julia Navarro
León

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T an pendientes hemos estado todos del PSOE que apenas echamos cuenta a lo que sucede en el PP. Y es que si hoy Mariano Rajoy es por fin investido presidente, la primera prueba del algodón por la que tendrá que pasar es por la formación de su nuevo Gobierno. Dicen quienes conocen a Rajoy que este es muy leal a sus amigos, a quienes le han acompañado en su larga trayectoria política, a quienes han permanecido en torno a él contra viento y marea y que le cuesta dejarles en el camino. Es decir, le cuesta prescindir de ellos aunque sean una rémora. Pero el PP ya no cuenta con mayoría absoluta, y la probable abstención del PSOE no le garantiza a Rajoy una legislatura tranquila.

Los socialistas están obligados desde el minuto uno a hacer una oposición dura y a no pasarle ni una a Mariano Rajoy. De manera que vuelvo al principio: Rajoy tiene que nombrar un gobierno cuyos miembros tengan un perfil moderado y no que sean o se comporten como holligans. Un perfil si me apuran de gente que no sea excesivamente partidista, de gente capaz de concitar respeto en amplios sectores de la sociedad y no solo entre los votantes del PP. Rajoy cuenta con un grupo de gente joven a los que podría elevar a la categoría de ministros. Me refiero a Pablo Casado, Javier Maroto o Andrea Levy. Lo que no sería creíble como síntoma de «regeneración» es que continuaran en el gobierno ministros tan controvertidos como ministro Jorge Fernández, o Fátima Bañez, la ministra de la nefasta reforma laboral.

Hay miembros del gobierno Rajoy que tienen mejor cartel como Soraya Sáenz de Santamaría pero en general el actual Gobierno está abrasado y para iniciar una etapa tan complicada como la que se avecina. De nada le servirán a Rajoy sus «leales» más extremitas por más que se sienta cómodo con ellos. De lo que sí se habla en el PP es del pulso continuo que mantienen Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal. Según cuentan Rajoy no quiere prescindir de ninguna de las dos y es más la opinión generalizada es que se siente en deuda con Cospedal y por tanto la podría llevar al Gobierno en un ministerio de relumbrón. Si Rajoy antepone sus deudas con quienes le han sido leales a la necesidad de renovación y cambio entonces estará empezando a poner las primeras piedras de un más que previsible fracaso. Ya digo que el nombramiento de sus ministros será su primera prueba del algodón.

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