EDITORIAL: Pocas sorpresas en un Gobierno que se aparta de los perfiles menos amables
El nuevo Consejo de Ministros inicia hoy una Legislatura que arranca marcada por las incertidumbres que genera la ausencia de un Gobierno sustentado en una amplia mayoría parlamentaria. Esta novedad ha marcado, sin lugar a dudas, el diseño de un Ejecutivo por parte de Mariano Rajoy en el que después de tantas especulaciones la realidad impone que las sorpresas son escasas.
El presidente limita a tres los ministros que envía para casa. Se trata de los más veteranos y en el caso de Jorge Fernández Díaz (Interior) y de José Manuel García-Margallo (Asuntos Exteriores) de personas que llegaban castigadas por polémicas que lastraban directamente su posibilidad de participar en el necesario diálogo que deberá marcar desde ya el día a día del nuevo gabinete.
Rajoy apuesta por un Ejecutivo continuista, en el que revalida la confianza en sus hombres fuertes, incluso ignorando la posibilidad de que existan duras tensiones entre ellos que puedan complicar su actividad. Sáenz de Santamaría, De Guindos y Montoro permanecen al frente de sus carteras aunque con un reajuste de competencias que incluyen más materias para la vicepresidenta —sigue siendo la única con ese rango— aunque la portavocía del Ejecutivo se la entrega a Méndez de Vigo, que conserva Educación, Cultura y Deporte.
El continuismo en el segundo gabinete de Rajoy mantiene incluso el número de carteras, con trece, aunque el número de ministros nuevos es más elevado —seis— del que lo abandonan porque se cubren vacances —como las de Ana Pastor, Alfonso Alonso y José Manuel Soria —, porque el estar el Gobierno en funciones no se habían designado sucesores para quienes habían dejado las carteras en los últimos meses.
La continuidad está garantizada con Fátima Báñez (Empleo), Rafael Catalá (Justicia), Méndez de Vigo (Educación) e Isabel García Tejerina, que sigue al frente de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, y mantiene la importante cuota de Castilla y León en el Ejecutivo junto al ‘número dos’ que retiene la también vallisoletana Sáenz de Santamaría.
Y entre las novedades llama la atención la entrada de Álvaro Nadal, que salta de la oficina económica de Moncloa a Energía, en un departamento donde está su hermano Alberto como secretario de Estado. Para León será fundamental conocer si está dispuesto a desbloquear la situación del carbón tras una legislatura que terminó por asfixiar al sector.
Las infraestructuras pendientes quedan en manos del hasta ahora alcalde de Santander y presidente de la FEMP, Íñigo de la Serna, y Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad recae en la joven catalana Dolors Montserrat, sin duda el rostro menos conocido, junto al del diplomático de carrera Alfonso Dastis, que accede a Exteriores tras ocuparse de la compleja negociación en Bruselas durante los años más duros de la crisis.
