Diario de León
Publicado por
el mirador manuel alcántara
León

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N adie puede saber, por muy amante de la sabiduría que sea, lo que va a ser de nosotros, ni lo que será de ellos. Escribo, por las necesidades del guión, antes de conocer a los nuevos colaboradores inmediatos de Rajoy y no sé si son los antiguos cómplices o los más recientes adictos. Mi pregunta no es qué va a ser de ellos, sino qué será de nosotros. Unicamente se puede escoger entre lo que hay, o sea, entre los que están muy vistos y los que nadie puede ver. Si se presentaran Chenoa y Bustamante la cosa la hubiera tenido más clara Rajoy, que es de suponer y de lamentar que se ha visto forzado a elegir entre lo que hay: un mercado cuyos límites no los marca el horario sino la limitación de los que han conseguido un puesto, aunque el kiosko corra peligro de que lo trasladen.

Hay políticos que cambian de opinión si desean seguir perteneciendo al mismo partido y otros que cambian de partido si quieren mantener sus opiniones. Eso ha pasado siempre. Lo relativamente nuevo es que ahora no será necesario ni tener opiniones ni mostrar adhesiones. Muchos son los ministrables y pocos los elegidos para ministros, pero todos saben que no pasarán a la historia más que a pie de página y en unas letras tan pequeñas que sólo podrán leerlas los historiadores que tengan un oculista de cabecera.

Llevaba un buen rato esperando a que Rajoy saliera de la Zarzuela tras comunicar al Rey los componentes del nuevo Gobierno. Sigo, como todos o casi todos los españoles, a la espera, pero esperar cansa porque también es un trabajo y no hay que anticiparse a la crítica ni siquiera criticando a los críticos, que son a veces ciegos que discuten los colores del arco iris. Los otros siguen siendo los mismos. Los nuevos colaboradores de Rajoy, que nos intrigaban cuando empecé este artículo, son los mismos que cuando lo empecé. También hay anales que duran unos minutos. El tiempo se pondrá amarillo en los carnés de los políticos y de los afiliados.

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