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León

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c Francisco S. Román escribe con el título ‘La bonhomía de Agustín Flórez ’: «Elijo esta hermosa palabra de origen francés para definir la personalidad de Agustín Flórez Morán. Llegué hasta él de la mano de su mentor, junto con Arturo Puerta Matachana y Emilio Álvarez, hace la friolera de treinta y cinco años. Y yo, como tantos otros, fuimos en principio clientes para, sin dejar de serlo, convertirnos en amigos. Fue hace unos días cuando conocí la noticia de su media jubilación, momento de mirar hacia atrás y recoger los frutos del trabajo. Cada uno tendrá la recompensa según la semilla que haya sembrado, y Agustín puede estar orgulloso de su trayectoria. Rodeado de un equipo de excelentes profesionales, supo imprimir a su empresa, Serfisa, un carácter humano y familiar del que hemos participado todos sus clientes. Decía, Agustín, tu buen amigo Javier Tomé que tenías físico de boxeador de semipesado y fue muy benévolo. Podrías cruzar los guantes con Lewis o Foreman sin complejos, pero yo te veo más como Patriarca de los tuyos. Te pediría que no te vayas del todo para que podamos seguir contando contigo, aunque sea a tiempo parcial. Que seas dueño de tu tiempo, que disfrutes de tu familia, de tus amigos, de tus aficiones, que nada te sea obligado y sí placentero, hasta esas caladas al cigarrillo que te alegran el día. Es tiempo de aparcar los útiles de laborar y contemplar tu inmensa obra. Con sosiego. Sirvan estas líneas como humilde homenaje y agradecimiento a un hombre de bien, Agustín Flórez. Gente de aquí».

c Francisco Abad escribe sobre la polémica de la Cultural y el partido del Real Madrid porque alguien ‘O no se entera o no quiere enterarse’: «Cada día que pasa me convenzo más de la terrible injusticia cometida al retirar el nombre de Antonio Amilibia al estadio de fútbol de León. Lleva al equipo a Primera División tiene un mérito ingente, especialmente si se tiene en cuenta la trayectoria de dirigente que ha tenido el club a lo largo de su historia. Mejor no hacer un repaso. Ahora nos toca leer este balance sobre todas las polémicas y mentiras en torno a las entradas del partido de Copa: ‘creo que lo hemos resuelto con rapidez, con una gran capacidad organizativa y hemos dado una imagen al exterior tremendamente positiva. Hemos vendido el proyecto y hemos vendido León. Sólo tuvimos la incidencia del primer día y fue debido a un problema informático’. Hay que tener cara... colas injustificables, presuntas estafas a los Premium, gente que no logró entrar hasta el descanso, mentiras sobre si habría o no venta por Internet... Pobre Cultural... vaya condena tiene...».

c Maximiliano Arce, de Rabanal del Camino, escribe ‘A la memoria de doña Concha Casado ’: «Doña Concha ha sido una persona que lo ha dado todo por los demás, por toda la provincia de León, comarca por comarca, pueblo por pueblo. Yo voy a hablar de la Maragatería, de la Cepeda, de la Cabrera; en fin, de toda la provincia de León. Fue la que hizo que reviviesen todas las culturas de cada pueblo, hizo que todos aquellos trajes maragatos que estaban en las arcas se les quitase el polvo y las gentes los volviesen a lucir aunque algunos habían sido deshechos o malvendidos; que los tamborines y flautas volvieran a sonar y tocar aquellas canciones casi perdidas. En la Cabrera, la gaita de Moisés se escuchará por todos los rincones de España y el extranjero; el pandero de Laciana de Carmen Marentes; en fin, quedan muchas zonas pero con estos ejemplos quiero hacer referencia a todos los pueblos de la provincia. Con estas cortas palabras quiero hacer alusión a toda la cultura y oficios que estaban perdidos y que ella ayudó a recuperar y documentar, porque todo el mundo sabe que somos mayores y que la juventud aquí no se queda. Mi agradecimiento se queda corto porque de lo poco que yo sé de la música maragata, doña Concha fue el puntal más fuerte que ha recibido mi vida. Pido que desde el cielo, porque lo tiene bien merecido, siga ayudándonos y muy especialmente a los jóvenes, a quienes unos y otros hemos enseñado lo poco que sabíamos. Se merece que le hagamos un monumento. Me despido con una oración; muchas gracias por su labor a los demás».

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