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Publicado por
María Jesús Soto Directora de ANDBANK EN lEÓN Y DE Elinversorinquieto.es
León

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U na de las palabras de moda es populismo, que se está extendiendo como un virus, que amenaza con destruir a todo aquel país que contagie, o con hacerlo más fuerte, si le sobrevive. Al margen de que el populismo que representa Donald Trump, no tiene nada que ver con los que se extienden por Europa, lo cierto es que todos tienen como detonante, el descontento de los ciudadanos con la gestión, que de los asuntos económicos, han hecho los distintos dirigentes políticos, en las últimas décadas.

El negocio de la banca tradicional y la forma de hacer política, hasta la crisis financiera de 2008, se han visto sepultados por el tsunami, que ellos mismos han provocado. Los implacables resultados de las citas electorales de los últimos años, han puesto en evidencia, la fragilidad del sistema y de los colosos que lo alimentaban, o se aprovechaban de él. La falta de una educación económica y financiera básica, por dejadez en los sistemas educativos, así como el «maná público», en forma de subvenciones poco justificadas y demasiado continuadas en el tiempo, han sumido a muchos ciudadanos en una frustración y descontento, más propio de niños mal criados, que de adultos responsables.

Las crisis existenciales graves, sean a título individual o colectivo, siempre han servido para regenerar las vidas o las sociedades. Como Darwin decía, las especies que se adaptan por su flexibilidad, sobreviven y las otras desaparecen. No estamos hablando con ello de ser hipócritas y camaleónicos, sino de ser responsables y comprometidos. Esta es la receta que nuestras enfermas sociedades deben aplicar, si quieren sobrevivir al «ismo» de moda.  No olvidemos que todos los «ismos», llevados al extremo, son lo más dañino para una sociedad, porque genera luchas y violencia social, fruto de la manipulación, más que del afán de mejora y reconstrucción. Ejemplos de todo ello nos lo aporta la valiosa y rica historia de las civilizaciones, cuando hablamos de socialismo, capitalismo, liberalismo, intervencionismo, proteccionismo, islamismo, cristianismo… y de todas las demás ideologías, cuando han sido llevadas al extremo.

La gravedad del populismo, es que es uno de esos ‘ismos’, que nunca han traído nada bueno a las civilizaciones, o sociedades que los han puesto en práctica. Sería deseable que los ciudadanos se estudiasen bien el pasado, para entender el presente y poder encontrar soluciones creativas, para construir un futuro más sólido y fructífero.

Dado que  el camino del estudio, la reflexión y el conocimiento, nunca ha sido un camino transitado por mucha gente, se antoja difícil, aunque no imposible, salir airosos del «virus» que ya se ha instalado en muchos países occidentales, y que amenaza con destruir lo conseguido, sin demasiadas garantías para reconstruir un sistema más favorable para los intereses de la mayoría.

Como dice el papa Francisco, hace más ruido un árbol al caer que la hierba al nacer. La destrucción del «bosque» hace tanto ruido y aturde tanto, que es preciso hacer un esfuerzo titánico, para ver la hierba que nace y la esperanza que ello conlleva. Si miramos a nuestro alrededor, vemos muchas personas de bien, comprometidas con la educación económica y con los valores que sostienen a la sociedad como la generosidad, la empatía, el esfuerzo, la humildad, resiliencia etc…

Todos ellos están apuntalando el nuevo edificio, que debe albergar el futuro de las generaciones que vienen detrás, y con las que tenemos la obligación de ayudarles, para enfrentarse a un mundo complejo y lleno de retos.

Dado que ‘Dios escribe recto con renglones torcidos’, esperemos que se puedan cimentar bien esas bases sólidas, antes que todo se haya destruido y tenga daños que requieran siglos para poder enmendarse. Las citas electorales y los acontecimientos que tendrán lugar en 2017, nos despejarán aún más, el camino que realmente nuestros países han emprendido.

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