La charanga sinfónica

El tal Emilio Cabadas cree que los vecinos de Benavente son una charanga. Como la democracia, supongo. Me encanta esta capacidad que tienen algunos de confundir el todo con la parte. Por favor señor Cabadas, regrese al colegio. No tengo idea de cuál será su formación intelectual, pero Ortega no es y, siguiendo su razonamiento tan elocuente, tampoco Gasset. Son la misma persona, señor Cabadas. Otra lección: no hay que confundir el todo con la parte. Ya se lo he dicho, pero no viene mal recordarlo. Como desconozco su nivel de conocimientos en lógica elemental, se lo voy a explicar. Yo tengo días generosos, señor Cabadas. Verá, señor Cabadas, resulta que el todo es mayor que la suma de las partes. Resulta que es por eso que se crearon las ciudades, las naciones, los países. Resulta que es por eso que existe España, porque (diga conmigo, señor Cabadas, que repetir a veces ayuda a comprender) el todo es mayor que la suma de las partes. Por eso, generalizar es un síntoma de simpleza. Es fácil, pero lleva al fascismo. Así que cuando usted, en un intento de peloteo infame con los que creen que el todo es Valladolid y las partes, allá se las apañen, asegura que la Sinfónica de Castilla y León no debe salir del Pisuerga porque no es una charanga, lo que en realidad hace es demostrar su falta de respeto, no sólo hacia la lógica, sino hacia la lógica de la comunidad autónoma. Es esa manera de pensar lo que constituye una charanga. El sentido de la sinfónica va en el genitivo, señor Cabadas. Se intitula ‘de Castilla y León’, señor Cabadas. Saque usted sus propias conclusiones. Yo, señor Cabadas, no creo que la Sinfónica de Castilla y León sea igual de sinfónica si toca en Valladolid, en Palencia o en Benavente. No. La orquesta lo es, sólo, si se va de gira. Para usted, la realidad se explica de otra manera, pero es que usted confunde la parte con el todo, señor Cabadas. Su actuación, tan desafortunada, se la tendrá usted que explicar a los ciudadanos de Zamora que le votaron. A mí no, que no le entendería. Estamos en frecuencias diferentes. El problema no es que para usted haya contribuyentes de primera, de segunda y de tercera regional, el problema es que hay alguien por encima de usted que otorga con su silencio. Eso sí que es una charanga.