Cerrar
Publicado por
AL TRASLUZ. EDUARDO AGUIRRE
León

Creado:

Actualizado:

A h, las Matemáticas, asignatura maldita. Mi temblor. Mi flemón en las notas. Mi niña de El exorcista. Lo nuestro fue imposible. «No es no», que diría aquel. De niño, aprendí las tablas cantándolas en clase. Fue mano de santo. Pero en la adolescencia, los únicos números que me interesaba conocer eran los del teléfono de Juanita la Bella. No es que tuviera malos profesores, al contrario, éramos las Matemáticas y un servidor quienes nos mirábamos de soslayo. No hubo flechazo, ni siquiera un pestañeo. Aun así, debimos darnos una oportunidad, pues sería cerril empecinamiento por mi parte negar que la existencia es de ciencias. No hay más que ver una factura del teléfono. Por ello, leo con sana envidia y admiración que los estudiantes de la ESO de nuestra Comunidad figuran entre los mejores del mundo en conocimientos matemáticos, según el informe Pisa. Felicito a todas las patas del banco. El consejero de Educación, el leonés Fernando Rey, ha mostrado su satisfacción por el resultado, a la vez que ha eludido caer en la autocomplacencia, pues da por hecho que aún quedan muchos estudiantes, como fue mi caso, que recelan tanto de dicha asignatura como Mafalda de la sopa.

Por cierto, asistí a la conferencia que impartió Rey con motivo del Día de la Constitución. Resultó amena, sin renunciar a las reflexiones de calado. Advirtió que no debe confundirse consenso y concordia. Cierto, tal diferencia es el dos y dos son cuatro de toda negociación política. La concordia implica compresión del otro, voluntad de entendimiento. El consenso por sí mismo no garantiza nada. El dislate es dislate aunque esté consensuado. Lo importante es qué se consensúa. ¿O acaso no hubo consenso en mandar al tal Chikilicuatre a que nos representase en Eurovisión?

Tras el excelente resultado del informe Pisa para nuestra Comunidad, ahora es necesario que haya empleo en el que aplicar tanta materia gris. Y seguir perfeccionando el sistema educativo, no estancarse. En el que estudié no era malo, pero en Matemáticas hoy sé lo justo para cantar en la ducha «Doce cascabeles lleva mi caballo». Si le ponemos decimales ya me pierdo. Ahora bien, que me toque la Lotería y verán que bien cantamos y contamos los de letras.