Lo que aprendí de Pestaña
Ángel Pestaña sólo fue dos años a la escuela. Trabajó desde niño en Santo Tomás de las Ollas y a los catorce años, después de un periplo por la industria del norte de España junto a su padre —su madre los había abandonado— se quedó huérfano y empezó a ganarse la vida solo. Es lo que Miguel Ángel Varela, autor de una biografía sobre el berciano que acabó dirigiendo el mayor sindicato anarquista del país —la CNT, con un millón y medio de afiliados— ha definido como «una infancia dickensiana».
A los quince años lo detuvieron en Sestao por participar en una charla sobre la jornada laboral de ocho horas. Arrestado por los serenos, Pestaña cuenta en sus memorias, tituladas Lo que aprendí en la vida, que le dieron una paliza tremenda en los calabozos. Liberado, recorrió el Mediodía francés, volvió a pasar por la cárcel y trabajó como biselador, temporero, vendedor de confituras y zapatero, cosiendo suelas de alpargatas. En Árgel aprendió el oficio de relojero. Después fue periodista de Tierra y Libertad y, establecido en la Barcelona que ha novelado Eduardo Mendoza en La verdad sobre el caso Savolta, se integró en la CNT en los años del pistolerismo que enfrentó a empresarios y anarquistas.
Opuesto a la violencia, a Pestaña intentaron asesinarle en 1922, después de un mitin en Manresa. Cuentan que a la puerta del hospital donde se recuperaba le esperaban grupos de pistoleros para matarle. No lo consiguieron.
Pestaña pasó nuevas temporadas en la cárcel y durante la Segunda República fue desplazado y expulsado de la CNT por moderado. Fundó el Partido Sindicalista y fue elegido diputado en 1936. Al comienzo de la guerra, soldados sublevados lo detuvieron en Barcelona. Salvó la vida otra vez. Rechazó un ministerio. Enfermó. Y murió en su cama, hace 79 años, mientras España se desgarraba.
Pestaña tiene una calle en Ponferrada, y una placa le recuerda ahora en el centro cívico de su pueblo. Pero sigue siendo un gran desconocido. ¿Por qué? Quizá la respuesta se esconda en esa serie de televisión que convierte en galán romántico a Ramón Serrano Suñer, amigo de los nazis, cuñadísimo de Franco, y fallecido en 2003, antes de que lo acusaran de crímenes contra la humanidad.