EDITORIAL | La provincia enfría la previsión de crecimiento económico para 2017
La provincia de León cerró el tercer trimestre de 2016 con un incremento interanual de la actividad económica del 2,8%, ligeramente por debajo del avance del PIB estimado para Castilla y León (3,0%), según el informe Previsiones Económicas de Castilla y León, que realiza España Duero. A falta de datos a 31 de diciembre, la previsión anual apuntaba a un avance notable, gracias al buen comportamiento de los servicios y de la demanda. Sin embargo, el dinamismo de la economía provincial, que ya debería ser entonces ligeramente inferior (2,9%) al promedio autonómico (3,1%) y nacional (3,2%), parece haber sintonizado con las condiciones meteorológicas que están marcando el primer mes del año, ya las previsiones para este 2017 que empieza congelado apuntan a una desaceleración en el ritmo de avance, que finalmente podría situarse en el 1,7% en la provincia, frente al 2,1% estimado para Castilla y León. Ya no son dos décimas de desventaja, sino el doble, y la tendencia y las previsiones sí son ahora ya mucho más preocupantes.
En la parte positiva del balance económico interanual destaca sobre todo el protagonismo del sector turístico, que en los diez primeros meses del año había aumentando tanto la oferta (12,9% más de plazas) como la demanda hotelera (7,3% más de viajeros y 6,2% más de pernoctaciones, aunque el grado de ocupación (34,8%) vuelve a situar a la provincia un poco por debajo de la media autonómica (37,5%).
En esa misma línea, el incremento del 10,0% en la compraventa de vivienda —usada, porque la de la nueva obra cayó un 2,6%— y del número de hipotecas deben entenderse como factores positivos, al contrario que la licitación oficial, aunque todavía represente la quinta parte de la inversión en la comunidad autónoma.
Los indicadores relacionados con el mercado laboral resultan engañosos, porque si por un lado el comportamiento en términos generales se interpreta como positivo, al aumentar el empleo y la población activa y disminuir el número de desempleados, por otro se incrementa notablemente el número de parados de larga duración y la tasa de desempleo se sitúa en el 17,2%, frente al 13,9% de Castilla y León.
Pero, exportaciones al margen, si hay dos factores determinantes en el sentido negativo respecto a esas previsiones para este año son sin duda las escasas expectativas empresariales —cae la inversión, se enfría el emprendimiento y se incrementa al 16,4% el número de sociedades disueltas— y la extraordinaria debilidad del consumo de los hogares por la fragilidad del poder adquisitivo. Es sabido que el consumo tiene a corto plazo consecuencias muy importantes sobre la producción, la renta, el empleo y, por consiguiente, sobre la economía en términos generales. El problema en el caso concreto de la provincia es que justamente quienes tienen que tirar de la iniciativa empresarial y animar el gasto ya no están aquí.