Diario de León
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FUEGO AMIGO. ERNESTO ESCAPA
León

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La ribera por antonomasia de la provincia se extiende a lo largo de cincuenta kilómetros, entre Espinosa y La Bañeza. Su tramo nuclear discurre entre Carrizo y Hospital, un pueblo cuyo nombre evoca el asiento de los caballeros hospitalarios de Jerusalén. La disposición del poblamiento ribereño recuerda la estructura de las primitivas villas romanas, presencia que se constata en La Milla del Río. Antes de que el embalse de de Luna ampliara el regadío a los páramos de la margen izquierda, una red de acequias medievales permitió cabe el Órbigo un grado de audacia inusual en la renovación de los cultivos. Patatas, alubias y maíz traídos de América se incorporaron con éxito al paisaje agrario del Órbigo, como más tarde el tabaco, la remolacha, la menta y sobre todo el lúpulo, que mereció en sus tiempos de apogeo el apelativo de oro verde.

El Órbigo es un río sin manantial que nace de la confluencia de dos caudales femeninos, Luna y Omaña, aguas abajo de Santiago del Molinillo y de Villarroquel, a la vista de las medulillas cuyo oro lavó la Presa de la Griega. Su nombre ibérico significa precisamente unión de aguas y en torno al agua y sus acequias ha labrado siglos de prosperidad esta ribera. Antes incluso de la presencia monástica en Villoria y Carrizo, los mozárabes sangraron la presa Cerrajera, que sigue regando la margen izquierda del río entre Carrizo y La Bañeza. Quizá convenga precisar que en León suele llamarse presa a la acequia que conduce el agua y no al dique que la retiene. Una compleja malla de obras de riego surca desde la Edad Media ambas orillas del río: la presa Forera, vinculada al monasterio de Carrizo; la de la Tierra, que riega Benavides, la huerta de Villares y Villamor; la de la Feligresía, que fecunda las propiedades del monasterio de Carracedo en esta ribera, y la del Salvador, en Hospital.

A fines del diecinueve, coincidiendo con el derrumbe colonial, se instala en Veguellina la primera azucarera de la provincia, y medio siglo más tarde la factoría de Fomento del Lúpulo en Villanueva de Carrizo. Una y otra iniciativa fueron resultado de una labor pedagógica ejemplar, desarrollada desde su centro de enseñanzas agrícolas de Hospital por la Fundación Sierra Pambley. Como se encuentra orillado del tránsito de la ruta jacobea, son pocos quienes se acercan a este enclave impulsor del progreso de la ribera. Una vez cruzado el puente, detrás de las primeras casas de la izquierda se aloja el barrio filantrópico con lo que queda de aquel escenario de civismo y progreso: la casona del fundador, las escuelas con su blasón, sus balcones y galerías y la huerta interminable. No por casualidad en este momento de contratiempos provinciales el lúpulo ve crecer sus expectativas.

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