Vigo y el Bierzo
L as universidades de León y Vigo han celebrado su primer encuentro bilateral, y lo han hecho en el Bierzo, tierra leonesa fronteriza que tiene auras galaicas. Al menos, en el acento de sus habitantes. La idea es bonita, y, sin pretenderlo, va más allá de su mero objetivo, que consiste en articular diversas mejoras relacionadas con la investigación y el intercambio. Y va más allá porque también es una metáfora que apunta hacia una verdad geográfica que no siempre ha tenido la repercusión mediática y política que encierra. Estamos hablando de un eje horizontal que iría desde Vigo hasta León con dos pilares intermedios: Orense y Ponferrada.
Es una idea en parte nueva, porque la tendencia histórica del Bierzo, en sus comunicaciones y vínculos con Galicia, y dejando aparte la condición fraternal de la comarca orensana de Valdeorras, se ha realizado preferentemente hacia La Coruña, pasando por Lugo, y hacia Santiago, a través de su camino milenario. El Bierzo, pese al puerto de Piedrafita, ha sido mucho más coruñés que vigués, más del Deportivo que del Celta cabría decir, pero ahora le llega el turno a Vigo. A la gran ciudad gallega, la más grande e industrial, la más viva culturalmente, aunque no tenga los encantos históricos y burgueses de La Coruña, o la belleza extraordinaria y la dimensión mundial de Compostela. Ni la quietud afrancesada de la encantadora Pontevedra.
Este pequeño intento universitario es una sugerencia. Un ejemplo. Una pequeña lección de optimismo. Es una mirada que evoca una vieja y ya apremiante reivindicación: la autovía Orense-Ponferrada, una de las obras públicas más justificadas que tiene pendiente España. Una carencia de la que es pagano el Bierzo porque, a fin de cuentas, Vigo ya tiene una autopista que lleva sus gentes y productos al exterior a través de Benavente. O hacia Portugal.
Vigo tiene sus concomitancias con Ponferrada. Es una ciudad hecha a sí misma, basada en la industria y en la capacidad de sus empresarios. Vigo, como Gijón, son las ciudades proletarias del Noroeste, las antítesis de La Coruña y Oviedo. Ponferrada está en esa categoría, aunque en una dimensión mucho más modesta. Pero la capital del Bierzo tiene que ver con Gijón y con Vigo. Mientras que León, probablemente, está más cerca del mundo ovetense o coruñés.
De cualquier modo, este primer paso de vínculo extraprovincial es un ejemplo interesante para el Bierzo. Porque la comarca necesita salir del pozo en que se encuentra. Y todo vale, cualquier idea, cualquier intento, cualquier cambio de perspectiva, por pequeño que sea. El Bierzo tiene que buscarse la vida fuera, ya nadie va a venir a la comarca a poner nada, a traer nada. Y para algo que nos ponen, como la Ciuden, la están devaluando poco a poco los gobernantes actuales. El Bierzo tiene que salir a luchar por ahí porque ya no queda otra.