Diario de León

TRIBUNA

La belleza del segundo plano

Publicado por
JOSÉ MARÍA PRIETO SERRA ESCRITOR Y EXPERTO EN MÁRKETING Y COMUNICACIÓN
León

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P asamos demasiado tiempo mirándonos el ombligo porque parece que necesitamos el protagonismo. Para cualquier cosa queremos ser los primeros pero no en el sentido deportivo de la palabra, ojalá, si no para que la atención siempre la tengamos nosotros. Necesitamos, queremos, la admiración de nuestro entorno. No queremos nada más. Sencillamente buscamos el foco. O como se dice ahora, queremos la foto.

Y sin embargo la verdadera fuerza, el verdadero poder, quizá esté en ese paso atrás que suele mantener el adjunto, el número dos, cediendo las ovaciones para la imagen de quien lleva el verdadero timón.

Cuando hacemos el ejercicio de pensar en por qué todas las empresas importantes, no solo españolas, sobre todo mundiales, que suelen ser líderes del mercado o casi, cuando nos acercamos a ellas, siempre descubrimos que la cabeza la forman dos personas. El número uno, el Director, la persona conocida. La famosa, el CEO. Un paso atrás, se encuentra el asistente, suena mejor en ingles, assistant, la persona poco conocida pero que es el hombre o la mujer de confianza del líder. Eso dice la experiencia y me atrevo a decir que eso dice la historia.

Estamos llenos de ejemplos. Cualquier empresa, proyecto, etc., aunque nazca muy pequeño, que claro que suele ocurrir, tiene un líder que lo gestiona. Si el trabajo está bien hecho, el crecimiento no se hace esperar y, entonces, es el momento de la aparición de ese adjunto, número dos, o como queramos llamarlo. Haciendo un poco de humor podríamos decir que es la cara oculta del primero.

Pensemos en grandes empresas del mundo, en grandes empresas de nuestro país, de España. Es fácil adivinar que siempre en el puente de mando hay dos cerebros, dos personas. Una la que podríamos llamar, el rostro, la imagen de la empresa, la conocida. La otra es la ayuda, la segunda opinión, la reserva, en definitiva la menos conocida. Si esas dos personas, esas dos mentes, tienen la complicidad adecuada y necesaria y buscan el mismo objetivo, es fácil deducir que el éxito llegará, tarde o temprano, pero llegará.

Y aunque la fama, los honores, las palmaditas de reconocimiento, las felicitaciones, suelen tener como destino al número uno, al líder, quiero resaltar la belleza intelectual, importante y serena que suele tener el número dos, el apoyo, la red tranquilizadora, el saber que está ahí.

Cuando pienso en estas cosas, me viene a la mente rápidamente la actitud, seguramente externa pero no solamente externa del Duque de Windsor. ¡Qué persona y qué personaje! Siempre un paso detrás de la Reina Isabel, pero siempre ahí. En su importantísimo sitio que seguramente en lo privado será mucho más importante que su pública cercanía física a la Reina.

Trasladando este ejemplo a las empresas, aceptaremos la importancia del que está, de la que está, en esa posición. Incluso en empresas que nacieron con la labor de un solo hombre. En España, desde Tomás Pascual y su emporio de productos lácteos, hasta Eduardo Barreiros, con sus motores o Jesús Polanco y sus medios de comunicación. Y no digamos nada de Amancio Ortega con su auténtico y mundialmente conocido imperio textil. Son solo algunos ejemplos. Pero todos ellos, tienen un hombre/mujer de confianza, su alter ego. Eso no es casualidad, es una necesidad que se impone cuando un proyecto o empresa por su magnitud, lo requiere.

Este mismo concepto también llega a la política, donde existe el vicepresidente en los gobiernos o el vicealcalde en los ayuntamientos. Y una vez reconocida esta realidad quiero también dar valor y ensalzar la belleza de esa situación de estar en la sombra pero ver las cosas muy claras. De no ser protagonista pero tener la capacidad de influir en él. De ser conocedor de todo pero al tiempo ser filtro para trabajar en lo importante. De tener la cualidad de observar las cosas con visión de dron que tan de actualidad está ahora.

Esa tranquilidad, esa serenidad, esa falta de prisa, todo eso unido y bien batido, no mezclado, como los martinis de James Bond, todo eso hace que después los consejos y opiniones de esa mente en la reserva tengan peso específico y trabajen a favor de conseguir los objetivos de la empresa.

De modo que, no fotos, no flashes, no micrófonos, no cámaras. Eso debe manejarlo bien el líder, el que lleva la imagen de la empresa. Cuando haya que definir seriamente estrategias y caminos a seguir dentro de la empresa, entonces sí cobra importancia el adjunto. Y el ejecutivo que sabe eso y lo practica tiene mucho ganado cara al triunfo.

En eso consiste la belleza del trabajo del número dos. Aconseja pero no decide, convence y disfruta del resultado. Ayuda a tomar riesgos, pero no se estresa.

Si hubiéramos estado hablando de cine habríamos ensalzado la belleza y la importancia de estar en «segundo plano».

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