La mareona y los castillos en el aire

Si en tiempos de escasa fe, pobres creencias y nulas convicciones, cualquier cosa que no sea capturar pokemons es capaz de movilizar a la gente que ayer salió a la calle en Ponferrada, los responsables de la ‘afrenta’ deberían contar hasta diez y tentarse la ropa antes de decidir cuál puede ser el próximo paso a dar. No vaya a ser que el siguiente sea en falso y siguiendo la misma dirección que las piedras que se desprenden de los decrépitos muros de Cornatel en dirección al abismo.

La marea humana subiendo por General Vives, además de darnos una brizna de esperanza sobre el futuro que nos aguarda con la sociedad que hemos creado, también nos devolvió a la memoria las tardes de gloria de la movilización vecinal. ¡Que caprichoso es el destino! Y es que el mismo día que una reivindicación popular hizo que recordásemos —más que nada por la capacidad de convocatoria— el exitoso movimiento vecinal contra la subida del IBI en la capital del Bierzo, los dados de la fortuna decidían que el ‘cabeza visible’ del gobierno Álvarez contra la que se levantó aquella movilización —el entonces responsable de las cuentas municipales, cuando en estas no aparecían los números rojos, Luis Antonio Moreno— comenzase a ‘calentar’ para volver al terreno de juego del Ayuntamiento de Ponferrada.

Una posibilidad que se abre tras la renuncia del galáctico arrebatado a Ciudadanos por la candidatura de Fernández Merayo, Tulio García, quien —o yo lo he entendido mal o él se ha explicado peor— ha venido a decir que, tras año y medio se le han desvanecido los castillos en el aire que había delineado, y que la política ya no es lo que era, pues no da para asegurarse el porvenir. Al final, y a la espera de que se produzcan nuevas lecturas, además de los servicios prestados, habrá que agradecerle la sinceridad.

Pero volvamos al principio, que lo de García ya dará para póstumas reflexiones. No estaría de más que algunos de los que recorrieron el trayecto hasta la plaza del Ayuntamiento en las primeras filas de la mareona reflexionaran sobre el éxito cosechado en esta convocatoria y lo contrapusieran al resultado de la movilización del pasado verano. Tal vez así se darían cuenta de que los derrotados ayer no estaban solo en ‘Cantarranas’.