Diario de León
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LA LIEBRE. ÁLVARO CABALLERO
León

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El Carnaval vomita por las calles desde el viernes personajes para convertir la ficción en una realidad elegida. El festival ha pillado con ganas incluso a la Federación Leonesa de Empresarios —Fele para los amigos—, que esta semana pidió el micro para prologar las carnestolendas con la advertencia de que la provincia de León «corre el riesgo de quedarse descolgada de la recuperación». Tiene incluso ritmo y rima para un concurso de chirigotas. Pegadizo, el tema bien podría presentarse firmado por el grupo de «Cepedano y los que le dan la mano», en honor al presidente y quienes le auparon en su carrera pública, que comenzó como promotor de las campañas políticas de la UPL y ojeador de concejalas leonesistas y ha terminado por asentarle en la patronal bronceada como miembro de número de los eleteuves (Leoneses de Toda la Vida). Por qué no. Esto es León. Cada uno se disfraza de lo que quiere.

La comparsa de la federación empresarial podría incidir en su primera estrofa en el argumento de que en León «la recuperación está siendo más lenta que en la Comunidad» —mira tú qué novedad, cabría añadir para que rime— y advertir de que la perseverancia en estos vicios hace que se encuentre «a la cola de las provincias líderes en actividad», aunque la Junta nos quiera convencer de que no es verdad. Por si fuera demasiado atrevido el ripio, que una cosa son las bromas y otra las subvenciones que hacen que el negocio de los cursos y las asesorías no pare, vendría bien un estribillo sutil en el que hablar del lobby logístico del noroeste, pero sin que se proteste. Nada de mencionar que la Fele entró empujada por sus homólogas de Cantabria, Asturias y Galicia. Mejor obviar que se le ha hecho el caldo gordo en estos últimos años a la Consejería de Fomento junto a la Cámara de Comercio e Industria para quitarle importancia al polígono de Torneros, en lugar de constituir un consorcio que lo promueva, como exigen los colegios profesionales leoneses. Qué necesidad hay ahora de mencionar que se ha guardado silencio mientras los recortes postergaban las infraestructuras prometidas bajo la justificación de la crisis, a la que se acudía también para renegociar los convenios laborales a la baja. Quién se acuerda ahora de todo ese Carnaval, si a los siempre nunca les fue mal.

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