El vídeo de ETB
C asi un mes después de su emisión y gracias a las redes sociales que difundieron este pasado fin de semana un resumen de diez minutos, nos hemos enterados que en el canal de la Televisión Vasca (ETB-1) que emite íntegramente en euskera, se pudo ver el pasado 8 de febrero un video en el que se ridiculizaba e insultaba a España, a los españoles, a la bandera nacional y al himno. Algunas de las perlas del citado video son las siguientes: a los españoles se les divide en cuatro prototipos: «fachas, paletos, chonis y progres». Uno de los entrevistados en el programa dice que cuando se pensó en poner nombre al país se optó por el de España, «porque el de Mongolia ya estaba elegido». Sobre la bandera nacional, otra persona que interviene dice: «Qué asco me da. Sangre y oro» y preguntada que haría si su hijo le pide la camiseta de la selección, contesta: «Se la compro, y en el primer lavado echo lejía». Son sólo algunas de las muestras de lo «amable» y «simpático» que es este video que ha sido calificado por la dirección de la televisión vasca como un programa de humor.
Es sencillamente intolerable que en una televisión pública como es la ETB se emitan este tipo de programas. La televisión vasca, al igual que el resto de televisiones autonómicas, la sostienen todos los ciudadanos vascos con sus impuestos y entre ellos hay una diversidad ideológica —nacionalistas, otros que se consideran vascos y españoles, o sólo vascos, o sólo españoles— que debe ser respetada por una televisión de titularidad pública. Uno se pregunta por qué las agresiones de este tipo suelen ser casi siempre unidireccionales, siendo el punto de partida el nacionalismo vasco o catalán más recalcitrante que muestra de esa manera su odio a España. ¿Se imaginan un programa, aunque fuera en clave de humor, de Televisión Española, en el que se ridiculizara la forma de ser de los vascos, de los catalanes, así en general, o se dijera que la ikurriña es un trapo que produce asco o que el himno de Cataluña es vomitivo? La convivencia democrática se basa en el respeto, en primer lugar a las personas, sobre todo a quienes piensan o tienen una ideología distinta a la de uno, pero también a los símbolos que representan a una colectividad que forman una nación. Cuando eso no sólo no se respeta, sino que además se insulta o se descalifica, aparte de un claro síntoma de inmadurez democrática, suele ser también una muestra de un grado de cretinez bastante importante.