EDITORIAL | El Grial confirma con números de tres años su alto atractivo turístico
Se cumplen tres años de la publicación de Los reyes del Grial, el libro que recoge las investigaciones desarrolladas por Margarita Torres y José Miguel Ortega y que vienen a concluir «sin lugar a dudas» que el conocido como el cáliz de doña Urraca es «la copa que en el siglo XI la comunidad cristiana de Jerusalén consideraba que era el cáliz de Cristo y se encuentra ubicada en la Basílica de San Isidoro». Tan tajante afirmación, avalada por historiadores tan acreditados como José Luis Corral, Javier Sierra y Nacho Ares, aireó reivindicaciones de Valencia y otras ciudades sobre la autenticidad de sus cálices frente al hallazgo de León.
Hoy, tres años después y al margen de cualquier debate de esa cuestión, lo único cierto es que esa misma afirmación ha sido tomada mayoritariamente como válida, con el aval del número de visitantes: 304.000 es una cifra extraordinariamente importante teniendo en cuenta que las visitas al Museos de San Isidoro se hacen por turnos y en grupos de no más de 25 personas, lo que supone una limitación importante, pero lógicamente muy razonable.
El éxito ha obligado a trasladar el Santo Grial desde la Cámara de los Tesoros a una específica y blindada con acceso desde el claustro. Y la repercusión se ha extendido universalmente hasta el punto de que el Museo Smithsonian, de Washington, lo promociona estos días como pieza de extraordinario interés a través de un reportaje en vídeo en su acceso principal. Esa universalización de la riqueza de la oferta artística e histórica para el turismo y la posibilidad además de visitar el Panteón Real y conocer el claustro que acogió la Cuna del Parlamentarismo avalan la necesidad y la urgencia de afrontar la reforma prevista y solucionar las limitaciones de espacio y dificultades de acceso impropias de un museo tan atractivo y de tan alto valor.