EDITORIAL | Un buen acuerdo presupuestario todavía con mucha inconcreción
Un acuerdo del presidente de la Junta y el portavoz de Ciudadanos en las Cortes garantiza la aprobación de los Presupuestos de Castilla y León para 2017 gracias a la abstención de la formación naranja cuando se voten las cuentas. «Necesario y bueno» para los ciudadanos en la argumentación de quienes lo defienden, el acuerdo tienen entre sus aspectos más destacados la reducción del número de ciudadanos que tendrá que pagar el Impuesto de Sucesiones, elevando de 250.000 a 300.000 euros el mínimo exento de este tributo, el acercamiento de los 200.000 autónomos al marco del diálogo social mediante la participación en la toma de decisiones y un plan de choque contra el desempleo de larga duración de manera que los afectados puedan decidir a qué tipo de aprendizaje acceden.
En el ámbito educativo, unas 100.000 familias podrán disfrutar de la gratuidad de los libros de texto, frente a las 60.000 que pudieron hacerlo en 2016, y además se fija una reducción de las tasas universitarias del 5% y un aumento también del 5% en la dotación para becas. En la ambigüedad queda la voluntad de crear una red de transferencia del conocimiento que refuerce los vínculos entre universidad y empresas, así como la mejora de la competitividad empresarial mediante un plan de acogida y apoyo a las startup.
Más concreción hay en el ámbito sanitario con un plan de dotación y renovación de infraestructuras y equipamiento al que se dedicarán más de cien millones de euros. En materia cultural, las actuaciones estrella las capitalizan un programa específico para el Camino de Santiago —conservación y rehabilitación— pensando ya en el Año Jacobeo 2021, además de un plan de conservación de yacimientos arqueológicos. En simple expresión de voluntad quedan un plan estratégico forestal y otro de medidas dinamizadoras en el sector agrario. Y, en fin, tampoco se concreta cuándo se afrontará la reiteradamente aireada reducción del IRPF, condicionada ahora a que se garantice el crecimiento económico y la estabilidad financiera.
Al lamentable atentado terrorista en Londres a las puertas del palacio de Westminster se le puso allí el interesado matiz —y en la prensa el lamentable equívoco— de haber ocurrido ante el primer parlamento del mundo en el sentido histórico y ayer el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, defendió en Harvard esa misma condición para el catalán. Algo debemos estar haciendo mal los leoneses y las administraciones para que, a pesar del certificación oficial de la Unesco, no se reconozca más allá de aquí que efectivamente León es la cuna del parlamentarismo.
