Diario de León
Publicado por
HOJAS DE CHOPO ALFONSO GARCÍA
León

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U no tiene la costumbre de caminar frecuentemente por la ciudad y la provincia de sus querencias. Lo hice una vez más la semana pasada, sin rumbo ni horario, que tanta placidez suele producir. No fue así en esta ocasión. O no solo. Una ciudad envejecida y una provincia sumamente envejecida que han de ir aceptando la progresiva supresión de servicios no da para muchas alegrías. Se nota con claridad incuestionable. Unos sesenta pueblos están al borde de la desaparición. Otros muchos, a la espera, algunos incluso de reciente vitalidad, a los que, como anécdota, hasta la Caja ha retirado sus servicios habituales mientras en ella se cometieron verdaderos asaltos, caprichos y tropelías sin que nadie aludiese, como ahora, a la poca rentabilidad económica. Al invierno climático se añade lo que algunos especialistas denominan «invierno demográfico», que no es otra cosa más que el «suicidio demográfico», por el ritmo acelerado de nuestro envejecimiento poblacional y la despoblación por falta de perspectivas.

Casi dos millones y medio de españoles —el problema es bastante generalizado— vivían, con datos del primer día del año, en el extranjero, con Argentina a la cabeza como destino. De esos, 51 290 leoneses, con preferencias de residencia en América. No puede olvidarse que la sangría sigue y que en 2015 fueron, sin contar los que se instalaron en otras provincias españolas, 3000 los que salieron de nuestra tierra para buscarse la vida en otros países. El pasado año, tres diarios. León está a la cabeza, en este sentido, de la Comunidad. La provincia en su conjunto, que siempre había jugado legítimamente con la superación del mítico medio millón, está ya lejos, a la baja, de la cifra: 484.694 en 2014. Sumen y resten para ver cómo, desgraciadamente, vamos camino del desierto a velocidad de crucero, en el mejor de los casos, si nadie lo remedia.

Los datos, aunque fríos, son elocuentes. Y más en un momento en que ciertas políticas, que aplaudo sin la más mínima duda, buscan la llegada transitoria a esta tierra para admirar sus riquezas, la gastronómica entre ellas. Pero echo muy en falta, a pesar de la palabrería, políticas eficaces, reales y realistas, para mantener y fijar población. Sería un índice de crecimiento económico, que no se ve, dentro de la legítima aspiración a poder vivir con dignidad en la propia tierra. La sangría de la juventud, más preparada de lo que se dice, es una pérdida difícilmente recuperable.

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