Diario de León
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en blanco javier tomé
León

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Aviso: el contenido de esta columna puede hacer salivar el paladar del lector. Hoy, Domingo de Resurrección, se cierra el ciclo anual de la Semana Santa, unas fechas consagradas a rememorar con brillantez y sentimiento la tragedia acontecida en el Gólgota. Además de procesiones, tradiciones y el más pintoresco costumbrismo, durante la fiesta mayor del catolicismo se rinde culto al buen yantar, ya que comer es tanto descubrir cómo recordar. A ello ayuda la despensa cinco estrellas que alberga nuestra provincia, punto de partida para una gastronomía que evidencia gran cantidad de valores culturales. Dado que siento una atracción fatal hacia la dulcería y demás pecados golosos elaborados en los obradores locales, aprovecho la ocasión para saludar con un respeto casi reverencial a Andrea, la morenaza que en el Alimerka de la plaza Circular nos surte de postres virtuosos y algún bocadito mágico. Otro clásico de gran talla es el establecimiento que regentan en Padre Isla Noelia y Rebeca, una panadería con mucha miga y mucha corteza donde la pastelería evidencia una extraordinaria pericia repostera.

Para celebrar la Pasión acudí con mis compinches a nuestro cuartel general de Casa Jamín, en Villamoros de las Regueras. Su refinado estilo casero se aplicó en este caso a una caldereta de pescado que no la saltaba un gitano —por cierto, uno lo intentó y… ¡zas!, se cayó—. Pero antes, y llevado por su irrefrenable vocación por ollas y fogones, Josines se arremangó, entró en la cocina y preparó una sopa de cebolla a la mesonera con la que piensa acudir a Master Chef. Como final de fiesta, y troceadas al hacha según los usos habituales en Casa Jamín, una serie de exquisiteces con sabor a gloria bendita, y nunca mejor dicho. Allí estaban la dulce Blanca, la formidable Ana, la minifaldera Gelines, la exótica Alina y la maciza Reyes, terrateniente propietaria de medio pueblo. Y también nuevos fichajes como Toñín Omaña, tan zascandil como acostumbra, y Rosa, cuyos impresionantes ojos le han valido el título de Miss Hacienda. Amigos, comida y Semana Santa, un cóctel divino.

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