EN BLANCO
Haz el papón y no la guerra
Como ocurre cada año, silencioso y cargado de acontecimientos llegó y se despidió el calendario semanasantero, trayendo consigo una atmósfera de misterio indefinible, tan evocativo como conmovedor. Una tradición trufada de sentimiento y un entusiasmo heredado, repleto de estampas coloristas. Cofradías de enorme solera popular se adueñan de las calles gracias a esos peones de brega que son los papones, dando forma a una Semana Santa a la vieja escuela que sigue creciendo y afianzándose como nuestra mejor baza turística. Por citar un par de actos de los más carismáticos, hay que hablar de ese Jueves Santo aprovechado por los amigos de Santa Marta para cubrir de rojo y blanco el empedrado capitalino. O la procesión de las procesiones que la mañana del Viernes Santo provoca que la emoción se haga cortejo. Por todo ello, no quisiera pasar por alto la entrevista concedida a un medio nacional por un tal Felipe Esteban, que al parecer viene a ser una especie de reina madre del paponismo pucelano.
Presidente de la Junta de Cofradías de Valladolid, es por tanto un personaje de especial relieve que cuenta en tono afable las mil productivas ideas que bullen en su cabeza. A lo largo de un reportaje más aburrido que ser jurado en un casting de monjas, el señor Esteban, que guarda un notable parecido físico con don Hilarión, el de La verbena de la Paloma, emite una serie de diagnósticos que suenan un poco a coña marinera, ya que las sopas de ajo hace mucho tiempo que se inventaron. Lo llamativo es que, refiriéndose a la Semana Santa leonesa, afirme que «antes no era nada», una desconsideración que no consta precisamente en la Enciclopedia de hábitos saludables. El Nazareno me libre de emitir juicios de valor, pero dado que no figura en ninguna parte que este hombre sea catedrático en Semanasantología, tan despectivo aserto resulta sorprendente. Es cosa notoria que cada uno puede pensar lo que le venga en gana, pero hacer público tamaño comentario supera mi capacidad de compresión. Señor Esteban, please, cíñase al dicho que reza: Haz el papón y no la guerra.