La Coral Isidoriana

El complicado discurso de la vida, con su bondad y su maldad, con sus virtudes y sus defectos, nos remite a los nuevos tiempos que vive la Coral Isidoriana, un clásico de la escena musical leonesa que nació en noviembre de 1962 de la mano de Felipe Magdaleno, quien la dirigió hasta su fallecimiento en 1983. A partir de entonces tomaría las riendas Teodomiro Álvarez, que con un idealismo bien encaminado amplió el primitivo repertorio religioso y popular con temas de polifonía clásica. Durante todo este tiempo, la institución ha seguido con su actividad básica, que es cantar, noble ambición que requiere ensayos de hasta tres y cuatro horas a la semana, clases de canto y todo ello, por supuesto, gratis et amore. Su extraordinaria cartera de logros incluye más de 500 grabaciones de muy diversos registros, innumerable cantidad de partituras, antiguas y modernas, programas, carteles, actuaciones en vivo, etc. Y aunque estamos sufriendo una época de zozobra material y moral, para qué mentir, el pasado mes de febrero se renovó la composición de la Junta Directiva, incorporando nuevos mimbres al proyecto.

Entre ellos, personajes tan conocidos en León como el bueno de Pipo Morán. Llevados por una sobredosis de optimismo, han puesto en marcha una serie de iniciativas que tratan de enriquecer el futuro de la coral. Resulta prioritario comenzar una labor de recuperación del material recabado, en un proceso de años, por distintos pueblos ubicados a lo largo y ancho del Reino de León. Igualmente, restaurar los archivos que tengan un interés histórico o musical. Y por último, digitalizar el material que lo permita: partituras, grabaciones y carteles que son auténticas piezas de coleccionista.

El objetivo consiste en poner en valor una parte muy significativa de la música leonesa del último siglo. Potenciar lo nuestro, las raíces e identidad propias, refiriéndonos en este caso a la música religiosa, popular y otras muestras del sentir del pueblo. Ardua tarea la que tiene por delante la Coral Isidoriana, pero ya saben el dicho: lo imposible solo tarda un poco más.