OPINIÓN
EDITORIAL: Una Comunidad invertebrada que al no entender a León alienta la incomodidad
El leonesismo es una realidad que nadie puede negar, pero que como ocurre con la mayoría de los fenómenos humanos tiene una complejidad notable, al poder abordarse desde muy distintos frentes. Han pasado 34 años desde que se aprobó el Estatuto de Castilla y León pero la sensación generalizada de desestructuración es una constante que supera a la provincia leonesa e incluso el territorio de lo que fue el antiguo reino.
La artificialidad con la que se trazaron los límites de la autonomía difícilmente podrá superarse pero se echa en falta un poco más de esfuerzo por todas las partes para intentar entender al otro, y especialmente para apostar por fortalecer los canales que puedan hacer más eficaz una convivencia que hoy por hoy no plantea ninguna alternativa posible. León no es Castilla, pero evidentemente tampoco Castilla es León. Y probablemente para cargarse de argumentos sería importante hacer un ejercicio de aproximación y conocimiento al otro, porque sí existe una conclusión fácilmente extraíble, las cosas no suelen ser ni blancas ni negras, y la razón parece empecinarse en abrirse un hueco, mayor o menor, en todos los que afrontan un debate de este tipo.
Diario de León publica hoy un extenso análisis sobre la realidad que vive ahora el leonesismo, intentando abarcar sus distintos frentes. Mañana, domingo, saldrá una segunda parte más centrada en los balances reales sobre la situación que plantea esa complicada convivencia que urge mejorar.