Diario de León

TRIBUNA

La Cultural Leonesa al micrófono

Publicado por
José-Magín GONZALEZ GULLON conocido en su faceta de periodista como josé magín revillo
León

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A principios de los años setenta cuando nuestra Cultural Leonesa se desmelenaba por salir de la Tercera División, tuvimos en la ya desaparecida emisora La Voz de León la feliz ocurrencia de recurrir al entonces recién jubilado árbitro internacional, nuestro inolvidable Enrique Blanco Pérez, para que colaborara como comentarista en las tertulias y retransmisiones futbolísticas, algo a lo que han recurrido, cincuenta años después, todas las cadenas radiofónicas.

Disfruté de su magisterio profesional y de su popularidad compartiendo micrófono en las retransmisiones que efectué en aquellos años de varios partidos que la Cultural jugó fuera de León.

Siempre acudíamos a la caseta arbitral a conocer la identidad de los colegiados y me aconsejaba, algo entonces inusual, que pidiera también su nombre a los jueces de línea, aunque no los publicara. Al entrar Blanco Pérez en la caseta arbitral y ser reconocido sus ocupantes reaccionaban como si de una aparición celestial se tratara, agradeciendo al para ellos don Enrique su visita e interesándose por su vinculación con la Cultural, aunque yo siempre pensé que se temían que además acudiese como observador del Colegio Nacional de Arbitros. Fuera lo que fuese lo cierto es que de todos aquellos partidos la Cultural salió victoriosa, en alguno con sonoras protestas del público. Por si acaso nunca fuimos a despedirnos del trío arbitral.

En otra ocasión, en la retransmisión del encuentro de promoción Huesca-Cultural me encontré con el mejor futbolista leonés de todos los tiempos, César, que había llegado desde Barcelona para animar a su viejo equipo. En cuanto fue reconocido recibió por parte de los espectadores las muestras de afecto y de admiración que en todas partes le prodigaban. Sólo en León, su tierra chica y querida, y en su añorada Cultural le han escatimado los homenajes. Aceptó amablemente mi solicitud para ser entrevistado creo que más por nuestra cercanía familiar que por su natural sencillez. Conocía perfectamente la marcha de la Cultural y anhelaba su ascenso. Cuando finalizábamos la entrevista coincidió que salían al terreno de juego, justo a nuestro lado, los equipos y el trío arbitral. Fue tal su sorpresa al reconocerle que alguno incluso pareció dudar si acercarse o no a saludarle.

Aunque aquí al final del partido sí que hubo conflicto, hasta el punto de que faltando diez minutos para el final del encuentro un grupo de energúmenos se acercó al lugar desde el que retransmitía el partido con tales gritos y amenazas que dos agentes de la entonces Policía Armada me recomendaron que finalizase mi actuación ya que no podían garantizar nuestra seguridad.

Años más tarde, en 1974, ya en Radio León, pude por fin cantar el ascenso de la Cultural a Segunda División desde un magnífico altavoz nacional, el programa de la SER Carrusel Deportivo que dirigía Vicente Marco y animaba Joaquín Prat, buenos maestros y mejores amigos, quienes parecieron contagiados de nuestra alegría celebrando el ascenso de la Cultural. Como lo hicieron cantidad de leoneses repartidos por toda España y seguidores del entonces programa deportivo nacional de mayor audiencia.

De aquellas numerosas adhesiones quisiera destacar la que me manifestó emocionado ante el micrófono otro inolvidable deportista internacional leonés, el ciclista Senén Blanco, el ‘bambino español’, como lo denominara en un Giro el campeonísimo Gino Bartali, porque siempre se escapaba y siempre lo alcanzaban. Siempre cuando corría lejos de León se interesaba por el resultado de la Cultural.

Hicimos un programa especial del programa La quiniela de los entendidos en el que participaban catorce bares y cafeterías de la ciudad, y cuyas manifestaciones de alegría fueron más allá de lo esperado. Aquel popular programa de la noche de los domingos elegía todos los años al mejor jugador culturalista de la temporada, quien era premiado con un traje a medida de la desaparecida Sastrería Morán y un reloj de pulsera.

Lo recuerdo ahora porque hace poco el jugador Celso, que fue durante años el Iniesta de la Cultural, me confesaba que seguía funcionándole sin retrasar un minuto el reloj que había ganado hace más de treinta años.

En estos días felices para el deporte leonés he querido recordar de manera especial a los tres primeros deportistas leoneses que alcanzaron la categoría internacional, que generosamente me regalaron su amistad y su magisterio profesional, que siempre alardearon de su condición de leoneses y culturalistas y que estos días estarán compartiendo nuestra alegría allá en el cielo de los buenos leoneses.

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