Diario de León
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El sábado que Cristo murió a cuchilladas

¡ Qué grandeza de ser humano, la de Ignacio Echeverria! Y es que dar la vida por una mujer indefensa haciendo frente a unos terroristas, con un patinete, no lo hace cualquiera. No es cierto que este mundo, esté solo sembrado de violencias, de injusticias, de ambiciones de poder. En nuestro mundo también existe el amor, y hay personas que dan su vida por amor, como ha demostrado este chaval de Madrid. Afortunadamente existe ese misterio que llamamos amor, y que sólo terminamos de entender cuando alguien da su vida por él, como este cercano sábado pasado.

Puede que muchos cristianos crean que la muerte de Jesús es algo enterrado en un rincón de la Historia: una fecha, un año, dos mil años, pero allá lejos sin conexión con nuestros días. Pero la realidad es bien distinta, como bien dicen los teólogos: Él sigue muriendo, no sólo «por» nosotros, también «en» nosotros, encargados ahora, según las palabras paulinas «de completar en nuestra carne lo que falta a la pasión de Cristo, en beneficio de su cuerpo, que es la Iglesia».

Por eso ese sábado será ya siempre el 4 de junio de 2017, en que Cristo murió a cuchilladas, a través de la carne de este muchacho, que dio su vida para salvar a una mujer atacada por tres terroristas cobardes, junto al Puente de Londres. Creo que se puede decir sin exagerar, que ha habido en la muerte de este madrileño, el estilo característico de la muerte de Cristo: libertad, gratuidad, salvación. La libertad de quien asume un riesgo sin que nadie le obligue o le empuje a ello. La gratuidad de quien lo hace no para salvar a amigos o conocidos, sino a una mujer que no conocía de nada. Y la salvación de quien va libremente a la muerte para salvar a una mujer indefensa.

Trato de imaginar ahora la muerte de este chico madrileño, cuando intentando salvar a esa mujer desconocida, se sintió acorralado por tres terroristas, que lo acuchillaron hasta dejarlo tendido en el suelo. Seguramente sintió miedo, pero también comprendió que su vida ya estaba llena y más que llena para darla.

Tal vez pensó en sus amigos que venían con él, sus padres, sus hermanas, y en la bici que dejó abandonada en la acera. Y supo que su amor al prójimo le había conducido hasta la misma muerte que aquel Hombre-Dios que, dos mil años antes, «inclinó la cabeza y se dejó morir», como escribió Gonzalo de Berceo en un castellano limpio y sencillo.

manuel robles. tazones

La Catedral de la Montaña

E s observable, desde el exterior, la desidia e incuria que ‘sufre’ este magnífico templo en Lois. El interior no lo pude visitar. Hierbas y plantas campan por infinidad de resquicios entre las piedras, desde las torres y la cubierta hasta las losas que rodean al edificio; así como los muros del perímetro. Una estructura metálica cortanieves se ha desprendido del tejado en la fachada sur, dando aún más, la sensación de abandono total. Un monumento de estas características no merece este trato. Esta referencia es una más entre las innumerables que hay en la provincia. Déjense de lemas turísticos llamativos y actúen con celeridad y decisión en el mantenimiento y conservación de nuestro patrimonio. León tiene que dejar de ser ‘Cuna de la Ruina’. 

Enrique García García. león

Enhorabuena Camino por ese premio merecido

Q uerida amiga Camino Gallego, te escribo estas lineas, en recuerdo de tu gran valía como periodista, enamorada de nuestro León y como grandísimo ser humano.

Como te dije por teléfono, siempre he sido un gran admirador tuyo y sigo siendo, porque todos los lunes leo tus crónicas en nuestro Diario de León. A mí también me toca parte de la historia de nuestro querido Diario. Me saben a tu pasión por las cosas de la capital, y se ve en ellas lo mucho que quieres, sientes y estás dispuesta a trabajar por el engrandecimiento de nuestra capital y provincia.

Los años que estuve de corresponsal del Diario en La Bañeza fueron buenos, pero cuando tú estuviste de responsable de la sección de Provincia, fueron mucho mejores, porque no había nada de lo que te enviaba que no me publicaras. Cuando alguna vez tenías que retrasarlos, por circunstancias, me llamabas por teléfono para decirme: «mañana no te lo puedo poner pero en cuanto tenga hueco te lo publico», y lo cumplías a rajatabla.

Siempre te he tenido en el corazón por tus muchos méritos y tu gran valía como periodista y como persona. Por eso quiero enviarte esta felicitación, con todo el cariño y afecto que siento por ti y por no haber podido ir a Astorga a la entrega del premio Maite Almanza de Periodismo, como hubiera querido para acompañarte, deseando que te den muchos premios más, y que sigas escribiendo y trabajando por que nuestro Diario de León esté y muchos años contándonos las noticias de León, y sus pueblos y ciudades. Camino un fuerte abrazo y disfruta el premio con salud y alegría.

José Cruz Cabo. la bañeza

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