Diario de León
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panorama VICTORIA LAFORA
León

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D icen los que conocen bien a Pedro Sánchez que la travesía del desierto le ha cambiado, que el triunfo arrollador ha matizado su urgencia por el poder. Lo que no ha desaparecido es la desconfianza. La nueva ejecutiva que saldrá del Congreso hoy es buena prueba de ello.

Sánchez se ha rodeado de su núcleo duro, pero duro, duro. Lo que no significa que, entre todos los militantes socialistas, no haya gente más preparada, con más experiencia y cintura política, para dirigir el PSOE. Las guerras intestinas, las que ahora el nuevo Secretario de Organización, Abalos, relata cómo una discusión de amiguetes, dejan heridas irrecuperables y también muertos. Posiblemente, las consecuencias de la derrota no se van a visualizar este fin de semana, pero los barones, Ximo Puig, Lambán, García Page, saben que su cabeza pende de un hilo en los congresos regionales que están a la vuelta de la esquina. En el PSOE hay derrotados y todos lo saben.

No se puede vender como «integración» la mera incorporación a la ejecutiva de Patxi López y Fernández Vara. El primero fue fiel a Sánchez hasta el final, hasta que decidido mediar en la pelea y presentar su candidatura. No eran ciertas las maledicencias que auguraban una retirada final cediendo sus seguidores a Susana Diaz. En cuanto a Vara, es lo que se conoce como un «hombre de partido». Fue crítico con Sánchez de forma abierta, sin morderse la lengua y sin dobleces. Y, en el momento en que ganó las primarias, tardo minutos en mostrarle su lealtad.

Que ambos hayan actuado de forma leal y honesta no permite a Sánchez colegir que el partido vaya a aceptar que, a partir de ahora, solo las fidelidades inquebrantables tienen futuro en el socialismo. Eso ocurría antes de las elecciones de 1977, cuyo aniversario hemos celebrado esta semana. El éxito arrollador siempre tiene el riesgo de subirse a la cabeza y los compañeros complacientes de hacer soñar con la omnipotencia.

Pero, al margen del interés por el último nombre que queda por conocer, el portavoz del grupo parlamentario, (por cierto, ¿dónde está Susana Sumelzo, tan fiel como Adriana Lastra?) lo importante, lo que de verdad interesa a los votantes socialistas, es saber qué proyecto tienen para este país.

Hay temas como el de Cataluña que admite pocas frivolidades y que, ante el silencio de Pedro Sánchez, sus afines se han adelantado a precisar que el PSOE defiende la Constitución y la legalidad vigente. En este momento de reto permanente al Estado por parte de los ultranacionalistas catalanes hay que medir mucho las palabras. Lo que de verdad importa es ver si el nuevo PSOE tiene un proyecto creíble, en el terreno económico, si sus proyectos van compañados de una memoria económica que los haga factibles; si son, en definitiva, una alternativa de gobierno.

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