Diario de León

Publicado por
José María Prieto Serra ESCRITOR Y EXPERTO EN MÁRKETING Y COMUNICACIÓN
León

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T iene más años que el canalillo. Vaya frasecita. La oímos muchas veces desde que somos pequeños. La famosa crisis de los 40. Hombre, algo de verdad tendrá esa aseveración. Pero yo quería unir esa frase con la conmemoración que está haciendo nuestro país de los 40 años desde que se celebraron las primeras elecciones democráticas de nuestra era moderna, desde los últimos ochenta años.

Primera providencia; es una enorme alegría poder celebrar algo así. Quiere decir que hemos sido capaces de llevar a nuestro país, a buen puerto, cediendo los partidos en sus exigencias, en beneficio del bien general. Y eso, mis queridos lectores, es una buenísima noticia.

Y como continuación de providencias, ni se me ocurre olvidar, sería un canalla, la importancia que tuvieron aquellos hombres y mujeres, los conocidos y los menos conocidos que, hablando, charlando, cediendo, cambiando impresiones, pero siempre con el nombre de España por delante, al llegar a conclusiones que hoy más que nunca, merecen un recuerdo muy, muy especial.

Nombres como Adolfo Suárez, Santiago Carrillo, Manuel Fraga, Herrero de Miñón, Solé Tura, sin olvidar al actual rey emérito Juan Carlos, y tantos y tantos otros, (no me olvido de las mujeres que entonces dieron todo lo que tenían dentro), tendrán siempre el marchamo de haber conducido a un país con la brújula desnortada y loca, totalmente desorientado y, me atrevo a decir que temeroso, en una comunidad que buscaba la luz y el aire fresco para salir definitivamente de un túnel que parecía que no tenía final. Y se logró.

Se ha estado conmemorando, con todo derecho, esa fecha mágica para los españoles que, en la última parte del siglo XX, querían arreglar lo mucho que se desarregló con nuestra maldita contienda, también del mismo siglo. Nombres que, sin estar olvidados, han vuelto a aparecer en los medios, para recordarnos a todos, especialmente a la gente joven, que cuando se lleva a cabo un acto, un encuentro voluntario y serio para llegar a un acuerdo sobre algo importante, eso, se consigue. Con mucho orgullo, además.

Por eso me refería al principio, con cierta ironía a la crisis de los 40. En este aspecto del caminar de nuestro país, no hay crisis que valga, Hay unos políticos que están haciendo lo que ellos, presumo, estiman mejor para España. No quiere decir que se consiga. Quiere decir que se están poniendo las herramientas para que, otra vez, como hace 40 años, las opiniones aunque distintas, pueden llegar a soluciones acordadas y válidas para todos.

Somos conscientes de los dos problemas serios, uno especialmente que tiene ahora España; Cataluña y el país Vasco.

Gran responsabilidad de nuestros políticos que, están cruzando el desierto de la corrupción, (todos), y es necesario sobreponerse para que la solución pactada llegue cuanto antes. El ciudadano español ha dado pruebas más que suficientes de que ha sabido y sabe esperar. Pero todo tiene un límite. Esos cuarenta años pasados desde nuestras primeras elecciones democráticas deben ser el alimento que nos nutra de sobra para los próximos pasos que deben ser correctos. No podemos permitirnos otro diagnóstico.

España está atravesando una situación de dulce, digo España, no sus políticos. Volvemos a estar valorados internacionalmente como nos merecemos, nuestra presencia en foros internacionales cada vez es más frecuente y solicitada y nuestra opinión se tiene en cuenta constantemente. ¿Qué nos falta pues?

Tomar buenas decisiones políticas y no dejarnos llevar por lo que algunos han querido llamar modernidad y al final está resultando ser un quiero y no puedo.

En la última moción de censura contra el PP, provocada e inducida por Podemos, hemos sido testigos de quién es quién. Hace falta andar el camino y sufrir las caídas que el propio viaje nos presenta.

Nos levantamos y seguimos.

Podemos pensaba que todo el monte era orégano y ha tenido que bajar a la realidad y darse cuenta donde están. Por ahora….

Está a punto el Sr. Iglesias, Pablo, de entrar en la crisis de los 40.

Le deseo que la supere con éxito. Nosotros, y espero que él también, muy alegres con esos 40 años de nuestras primeras elecciones democráticas.

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