Vidrios rotos
Q uizá tengamos que lamentarnos, como ocurre con tantas cosas, mucho más de lo que no hemos sido capaces de hacer que de aquello por lo que apostamos, aunque fuera para equivocarnos. Un paso atrás, ni para coger impulso, dicen los toreros. Lo que no quiere decir que la clase política tenga que aplicar el mismo principio. A unos se les reconoce el valor, el riesgo y en su caso el arte; a los otros se les exige cordura y pragmatismo. Mas parece que en los ruedos públicos la cuestión se divide entre los becerristas que hacen tapia y esperan cualquier ocasión para poner su alocada ambición a la vista de quienes buscan nuevos valores; y las figuras que en los carteles intentan mantener el tipo metiendo el pico y fingiendo poses para mantella y no enmendalla cuando les pillan en un renuncio.
Mientras la política enreda el tiempo de los políticos, la realidad leonesa camina tozuda. Serán los juzgados los que separen el grano de la paja, pero será demasiado tarde. A la espera de su sentencia, sólo queda confiar en la lógica. A saber: si una empresa realiza una inversión multimillonaria, a la que corresponde una ayuda pública millonaria, ¿entra en la lógica aceptar que se pierde la lluvia de euros por no cumplir el requisito de unos contratos? Si en algún momento existió error de interpretación, ¿no hubo tiempo en casi diez años de tramitación para solventar obstáculos?
Acusar a BA Glass Spain (la vidriera) de pataleta llevándose la sede social y fiscal de León por no cumplir la legalidad europea no ayuda a templar gaitas. Y negar que esto es un tropezón monumental en el depauperado tejido industrial leonés es una irresponsabiliad y un insulto a los leoneses. La multinacional tiene anunciada una inversión ya mismo de 30 millones de euros en la planta leonesa para reemplazar uno de sus hornos. Si no ha sido capaz de zanjar la anterior inversión en una década, ¿tiene lógica aferrarse a confiar en que mantedrá la actividad y el empleo en León?
Extremadura recibe con los brazos abiertos un negocio que allí crece y aquí mengua. El grupo tiene fábricas por toda Europa y busca nuevos mercados. ¿Es creíble que vaya a apostar por seguir perdiendo tiempo y dinero con una administración que asegura que les ignora? La lógica del mercado tiene razones que la administración no quiere entender. León lo pagará de nuevo en empleo y riqueza. ¿Le importa a alguien? Ale, al ruedo y a jugársela.