Presagios fallidos
Se anuncia estos días la ya inminente caída de la demanda mundial del petróleo, que comenzará no más tarde de 2024, una vez que la comunidad internacional está optando cada vez más masivamente por una generación eléctrica limpia, mientras avanza la radical transformación de los sistemas de transporte y ya se adivina la desaparición a medio plazo del motor de combustión interna en los vehículos públicos y privados. De la misma manera que fracasaron los intelectuales que presagiaban el fin de la historia poco antes de que la gran crisis económica y financiera nos estampara a todos contra la pared de la cruda realidad, los economistas no suelen atinar en sus previsiones porque ignoran la inventiva humana. Tampoco el darwinismo social, que anunciaba un planeta superpoblado e inhabitable, parece haber acertado en sus previsiones. Pese a ello, el ser humano indaga por instinto en su futuro. Desde las encuestas políticas a las sesudas reflexiones de los think tanks , todo el mundo quiere conquistar el futuro porque sabe que quien acierte, gana.